26.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Mateo 9 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    Jesús sana a un paralítico

    1. Subió a una barca, cruzó de nuevo el mar y llegó a su ciudad.

    2. Entonces, le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: -Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados.

    3. Entonces algunos escribas dijeron para sus adentros: "Éste blasfema".

    4. Conociendo Jesús sus pensamientos, dijo: -¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?

    5. ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, y anda"?

    6. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados -se dirigió entonces al paralítico-, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

    7. Él se levantó y se fue a su casa.

    8. Al ver esto, la gente se atemorizó y glorificó a Dios por haber dado tal potestad a los hombres.

    Llamamiento de Mateo

    9. Al marchar Jesús de allí, vio a un hombre sentado al telonio, que se llamaba Mateo, y le dijo: -Sígueme. Él se levantó y le siguió.

    10. Ya en la casa, estando a la mesa, vinieron muchos publicanos y pecadores y se sentaron también con Jesús y sus discípulos.

    11. Los fariseos, al ver esto, empezaron a decir a sus discípulos: -¿Por qué vuestro maestro come con publicanos y pecadores?

    12. Pero él lo oyó y dijo: -No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.

    13. Id y aprended qué sentido tiene: "Misericordia quiero y no sacrificio"; porque no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.

    La pregunta sobre el ayuno

    14. Entonces se le acercaron los discípulos de Juan para decirle: -¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia y, en cambio, tus discípulos no ayunan?

    15. Jesús les respondió: -¿Acaso pueden estar de duelo los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? Ya vendrá el día en que les será arrebatado el esposo; entonces, ya ayunarán.

    16. "Nadie pone un remiendo de paño nuevo a un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido y se produce un desgarrón peor.

    17. Ni se echa vino nuevo en odres viejos; porque entonces los odres revientan, y el vino se derrama, y los odres se pierden. El vino nuevo lo echan en odres nuevos y así los dos se conservan.

    La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

    18. Mientras les decía estas cosas, un hombre importante se acercó, se postró ante él y le dijo: -Mi hija se acaba de morir, pero ven, pon la mano sobre ella y vivirá.

    19. Jesús se levantó y le siguió con sus discípulos.

    20. En esto, una mujer que padecía flujo de sangre hacía doce años, acercándose por detrás, tocó el borde de su manto,

    21. porque se decía a sí misma: "Con sólo tocar su manto me curaré".

    22. Jesús se volvió y mirándola le dijo: -Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado. Y desde ese mismo momento quedó curada la mujer.

    23. Cuando llegó Jesús a la casa de aquel hombre y vio a los músicos fúnebres y a la gente alterada, comenzó a decir:

    24. -Retiraos; la niña no ha muerto, sino que duerme. Pero se reían de él.

    25. Y, cuando echaron de allí a la gente, entró, la tomó de la mano y la niña se levantó.

    26. Y esta noticia corrió por toda aquella comarca.

    Dos ciegos reciben la vista

    27. Al marcharse Jesús de allí, le siguieron dos ciegos diciendo a gritos: -¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!

    28. Cuando llegó a la casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: -¿Creéis que puedo hacer eso? -Sí, Señor -le respondieron.

    29. Entonces les tocó los ojos diciendo: -Que se haga en vosotros conforme a vuestra fe.

    30. Y se les abrieron los ojos. Pero Jesús les ordenó severamente: -Mirad que nadie lo sepa.

    31. Ellos, en cambio, en cuanto salieron divulgaron la noticia por toda aquella comarca.

    Un mudo habla

    32. Nada más irse, le trajeron un endemoniado mudo.

    33. Después de expulsar al demonio habló el mudo. Y la multitud se quedó admirada diciendo: -Jamás se ha visto cosa igual en Israel.

    34. Pero los fariseos decían: -Expulsa los demonios por el príncipe de los demonios.

    La mies es mucha

    35. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.

    36. Al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas, porque estaban maltratadas y abatidas "como ovejas que no tienen pastor".

    37. Entonces les dijo a sus discípulos: -La mies es mucha, pero los obreros pocos.

    38. Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies.