Mateo 9 - Biblia Latinoamericana (1995)Jesús sana a un paralítico1. Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad. 2. Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: "¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!" 3. Algunos maestros de la Ley pensaron: "¡Qué manera de burlarse de Dios!" 4. Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal?" 5. ¿Qué es más fácil: decir "Quedan perdonados tus pecados" o "Levántate y anda"?" 6. Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Entonces dijo al paralítico: "Levántate, toma tu camilla y vete a casa. 7. Y el paralítico se levantó y se fue a su casa. 8. La gente, al ver esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres. Llamamiento de Mateo9. Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: "Sígueme. Mateo se levantó y lo siguió. 10. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: "¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?" 12. Jesús los oyó y dijo: "No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. 13. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. La pregunta sobre el ayuno14. Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: "Nosotros y los fariseos ayunamos en muchas ocasiones, ¿por qué tus discípulos no ayunan?" 15. Jesús les contestó: "¿Quieren ustedes que los compañeros del novio estén de duelo mientras el novio está con ellos? Llegará el tiempo en que el novio les será quitado;entonces ayunarán. 16. Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la rotura se haría mayor. 17. Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarán los cueros, el vino se desparramará y los recipientes se estropearán. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y así se conservan bien el vino y los recipientes. La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús18. Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de él y le dijo: "Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19. Jesús se levantó y lo siguió junto con sus discípulos. 20. Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. 21. Pues ella pensaba: "Con sólo tocar su manto, me salvaré. 22. Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: "Animo, hija; tu fe te ha salvado. Y desde aquel momento, la mujer quedó sana. 23. Al llegar Jesús a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente. 24. Entonces les dijo: "Váyanse, la niña no ha muerto sino que está dormida. Ellos se burlaban de él. 25. Después que echaron a toda la gente, Jesús entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó. 26. El hecho se divulgó por toda aquella región. Dos ciegos reciben la vista27. Al retirarse Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos que gritaban: "¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!" 28. Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacer esto?" Contestaron: "Sí, Señor. 29. Entonces Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Hágase así, tal como han creído". Y sus ojos vieron. 30. Después les ordenó severamente: "Cuiden de que nadie lo sepa. 31. Pero ellos, en cuanto se fueron, lo publicaron por toda la región. Un mudo habla32. Apenas se fueron los ciegos, le trajeron a uno que tenía un demonio y no podía hablar. 33. Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: "Jamás se ha visto cosa igual en Israel. 34. En cambio, los fariseos comentaban: "Este echa a los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios. La mies es mucha35. Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades. 36. Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor. 37. Y dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 38. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha. |