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sábado, agosto 17, 2024
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    Marcos 10 - Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

    Jesús enseña sobre el divorcio

    1. Jesús salió del pueblo de Cafarnaúm, y se fue a la región de Judea y a los lugares que están al este del río Jordán. Mucha gente se reunió otra vez a su alrededor y, como siempre, Jesús empezó a enseñar.

    2. Unos ffariseos se acercaron a él para ponerle una trampa, y le preguntaron: --¿Puede un hombre divorciarse de su esposa?

    3. Jesús les respondió: --¿Qué les mandó Moisés?

    4. Ellos dijeron: --Moisés permitió escribir un certificado de divorcio y separarse de ella.

    5. Entonces Jesús dijo: --Moisés les dejó escrito ese fmandamiento porque ustedes son muy tercos.

    6. Pero desde el principio Dios hizo al hombre y a la mujer para que vivieran juntos.

    7. Por eso el hombre tiene que dejar a su padre y a su madre para casarse y vivir con su mujer.

    8. Los dos vivirán como si fueran una sola persona. Así, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola.

    9. Si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos.

    10. Más tarde, cuando ya estaban en casa, los fdiscípulos preguntaron de nuevo a Jesús sobre el divorcio.

    11. Él les respondió: "Si un hombre se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer, comete fpecado, pues sería infiel a su matrimonio.

    12. Y si la mujer deja a su esposo y se casa con otro hombre, también comete el mismo pecado". Jesús bendice a los niños

    Jesús bendice a los niños

    13. Algunas madres llevaron a sus niños para que Jesús colocara su mano sobre sus cabezas y los fbendijera. Pero los fdiscípulos las regañaron.

    14. Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enojó con ellos y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan; porque el freino de Dios es de los que son como ellos.

    15. Les aseguro que si alguien no confía en Dios como lo hace un niñito, no podrá ser parte del reino de Dios".

    16. Jesús tomó en sus brazos a los niños, y poniendo sus manos sobre ellos los bendijo. El hombre rico

    El joven rico

    17. Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: --Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?

    18. Jesús le contestó: --¿Por qué dices que soy bueno? Sólo Dios es bueno.

    19. Tú conoces bien los fmandamientos: No mates; no seas infiel en el matrimonio; no robes; no mientas para hacerle daño a otra persona; no hagas trampas; respeta a tu padre y a tu madre.

    20. El hombre le dijo: --Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño.

    21. Jesús lo miró con amor y le dijo: --Sólo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y da el dinero a los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Luego ven y conviértete en uno de mis seguidores.

    22. Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque era muy rico.

    23. Jesús miró a su alrededor y dijo a sus fdiscípulos: --¡Es muy difícil que una persona rica acepte a Dios como su rey!

    24. Los discípulos se sorprendieron al oír eso, pero Jesús volvió a decirles: --Amigos, ¡es muy difícil entrar al freino de Dios!

    25. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que una persona rica entre en el reino de Dios.

    26. Los discípulos se sorprendieron mucho al oír lo que Jesús dijo, y comentaban entre ellos: --Entonces, ¿quién podrá fsalvarse?

    27. Jesús los miró y les dijo: --Para los seres humanos eso es imposible. Pero todo es posible para Dios.

    28. Pedro le dijo: --Recuerda que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido.

    29. Jesús les respondió: --Les aseguro que si alguno ha dejado algo por seguirme y por anunciar las fbuenas noticias, recibirá su premio. Si ha dejado a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno,

    30. recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre.

    31. Pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes. Jesús habla otra vez de su muerte

    Nuevamente Jesús anuncia su muerte

    32. Los fdiscípulos iban confundidos, mientras Jesús caminaba delante de ellos hacia Jerusalén. Por su parte, los otros seguidores, estaban llenos de miedo. Jesús volvió a reunirse a solas con los doce discípulos y les contó lo que le iba a pasar:

    33. "Como pueden ver, ahora vamos a Jerusalén. Y a mí, el fHijo del hombre, me entregarán a los fsacerdotes principales y a los fmaestros de la Ley. Me condenarán a muerte y me entregarán a los extranjeros

    34. para que se burlen de mí, me escupan en la cara y me maten. Pero después de tres días volveré a vivir". La petición de Santiago y de Juan

    Petición de Santiago y de Juan

    35. Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran dos de sus fdiscípulos, se acercaron a Jesús y le dijeron: --Maestro, queremos que nos hagas un favor.

    36. Jesús les preguntó: --¿Qué es lo que quieren?

    37. Ellos le contestaron: --Por favor, cuando estés en tu reino poderoso, déjanos sentarnos a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

    38. Jesús respondió: --Ustedes no saben lo que piden. ¿Están dispuestos a sufrir todo lo malo que va a pasarme?

    39. Ellos dijeron: --Sí, lo estamos. Jesús les dijo: --Les aseguro que ustedes sufrirán mucho, igual que yo.

    40. Pero sólo Dios decide quiénes serán los más importantes en mi reino. Eso no lo decido yo.

    41. Cuando los otros diez discípulos supieron lo que Santiago y Juan habían pedido, se enojaron con ellos.

    42. Entonces Jesús los llamó a todos y les dijo: --En este mundo, como ustedes bien saben, los jefes de las naciones gobiernan sobre sus pueblos y no los dejan hacer nada sin su permiso. Además, los líderes más importantes de un país imponen su autoridad sobre cada uno de sus habitantes.

    43. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, si alguien quiere ser importante, tendrá que servir a los demás.

    44. Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de todos.

    45. Yo, el fHijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del fpecado, y para lograrlo pagaré con mi vida. Jesús y el ciego Bartimeo

    El ciego Bartimeo recibe la vista

    46. Jesús y sus fdiscípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego pidiendo limosna. Se llamaba Bartimeo.

    47. Cuando oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: --Jesús, tú que eres el fMesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!

    48. La gente comenzó a reprender al ciego para que se callara, pero él gritaba con más fuerza todavía: --Señor, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!

    49. Entonces Jesús se detuvo y dijo: --Llámenlo. Llamaron al ciego diciéndole: --¡No tengas miedo! Ven, que él te llama.

    50. El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús.

    51. Jesús le dijo: --¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: --Maestro, haz que pueda yo ver de nuevo.

    52. Jesús le dijo: --Puedes irte; estás sano porque confiaste en Dios. En ese momento, el ciego pudo ver de nuevo, y siguió a Jesús por el camino.