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miércoles, julio 17, 2024
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    2 Tesalonicenses 2 - Nacar-Colunga

    Manifestación del hombre de pecado

    1. Por lo que hace a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, os rogarnos, hermanos,

    2. que no os turbéis de ligero, perdiendo el buen sentido, y no os alarméis, ni por espíritu, ni por discurso, ni por epístola atribuida a nosotros, como si el día del Señor estuviese inminente.

    3. Que nadie en modo alguno os engañe, porque antes ha de venir la apostasía y ha de manifestarse el hombre del pecado, el hijo de la perdición,

    4. que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse Dios a sí mismo.

    5. ¿No recordáis que estando entre vosotros ya os decía esto?

    6. Y ahora sabéis qué es lo que le contiene, hasta que llegue el tiempo de manifestarse.

    7. Porque el misterio de iniquidad está ya en acción; sólo falta que el que le retiene sea apartado."

    8. Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con el esplendor de su venida;"

    9. aquel inicuo, cuya venida, por acción de Satanás, irá acompañada de todo género de portentos, señales y prodigios engañosos,

    10. y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición, por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría.

    11. Por eso Dios les envía un poder engañoso,

    12. para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.

    Escogidos para salvación

    13. Pero nosotros debemos dar incesantes gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, a quienes Dios ha elegido como primicias para haceros salvos por la santificación del Espíritu y la fe en la verdad.

    14. A ésta precisamente os llamó por medio de nuestra cvangelización, para que alcanzaseis la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

    15. Manteneos, pues, hermanos, firmes y guardad las tradiciones en que habéis sido adoctrinados, ya de palabra, ya por carta nuestra.

    16. El mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que de gracia nos amó y nos otorgó una consolación eterna, una buena esperanza,

    17. consuele vuestros corazones y los confirme en toda obra y palabra buena.