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miércoles, julio 17, 2024
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    Cantares 8 - Nacar-Colunga

    1. Esposa. ¡Quién me diese que fueses hermano mío, amamantado a los pechos de mi madre, para que al encontrarte en la calle pudiera besarte sin que me despreciaran.

    2. Yo te llevaría y te introduciría en la casa de mi madre, (en la alcoba de la que) me engendró, y te daría a beber del vino adobado y del mosto de granados.

    3. Esposa. Su izquierda descansa bajo mi cabeza y su diestra me abraza.

    4. Esposo. Os conjuro, hijas de Jerusalén, (por las gacelas y ciervas), que no despertéis ni inquietéis a mi amada hasta que a ella le plazca.

    El poder del amor

    5. Coro. ¿Quién es esta que sube del desierto apoyada sobre su amado? Esposo. Yo te desperté debajo del manzano, allí donde te concibió tu madre, donde te concibió la que te engendró.

    6. Esposa. Ponme como un sello sobre tu corazón, ponme en tu brazo como sello. Que es fuerte el amor como la muerte y son como el “seol” duros los celos. Son sus dardos saetas encendidas, son llamas de Yahvé.

    7. No pueden aguas copiosas extinguirlo ni arrastrarlo los ríos. Si uno diera por el amor toda la hacienda de su casa, sería sobremanera despreciado.

    8. Nuestra hermana es pequeñita, no tiene pechos todavía. ¿Qué haremos a nuestra hermana cuando un día se trate de ella?

    9. Si ella es un muro, edificaremos sobre ella almenas de plata; si puerta, le haremos batientes de cedro."

    10. Sí, muro soy, y torres son mis pechos. He venido a ser a sus ojos como quien halla la paz.

    11. Una viña tenía Salomón en Baal-Hamón; la entregó a sus guardas, que habían de traerle por su fruto mil siclos de plata."

    12. Mi viña la tengo ante mis ojos. Para ti, Salomón, los mil (siclos), y doscientos para los que guardan su fruto.

    13. ¡Oh tú, que habitas en jardines, los compañeros atienden a tu voz: hazme oírla!

    14. Huye, amado mío, semejante a la gacela o al cervatillo por los montes de las balsameras.