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sábado, agosto 17, 2024
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    Eclesiastés 8 - Nacar-Colunga

    1. ¿Quién como el sabio? ¿Quién como el que sabe explicar las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro y quita aspereza a su semblante.

    2. Guarda el mandato del rey a causa del juramento hecho a Dios.

    3. No te apresures a alejarte de su presencia ni persistas en cosas que le desagraden, porque puede hacer cuanto quiere.

    4. Pues la palabra del rey es eficaz, ¿y quién podrá decirle: Qué es lo que haces?

    5. El que guarda los mandamientos no tendrá mal, y la mente sabia conoce el tiempo y el juicio;"

    6. que para toda cosa hay tiempo y juicio y es mucho el mal que pesa sobre el hombre;"

    7. porque no sabe lo que vendrá después, ¿y quién podrá decirle cuanto ha de suceder?

    8. No tiene el hombre poder sobre el espíritu para detenerlo ni tiene poder sobre el día de la muerte; no hay armas para tal guerra, ni podrá la iniquidad salvar al reo que la comete."

    9. Esto he visto poniendo atención a cuanto sucede bajo el sol, en tiempos en que el hombre domina sobre el hombre para su rnaL

    Desigualdades de la vida

    10. Vi a impíos recordados, mientras que los que habían hecho el bien se iban del lugar santo y eran olvidados en la ciudad; también esto es vanidad."

    11. Porque no se ejecuta prontamente la sentencia contra el mal, por ello el corazón de los hijos de los hombres se llena de deseos de hacer el mal;"

    12. que hace el pecador cien veces el mal y pervive; con todo, yo sé que los que temen a Dios tendrán el bien, los que temen ante su presencia,"

    13. mientras que el impío no tendrá bien ni prolongará sus días, que serán como sombras por no temer a Dios.

    14. Sin embargo, tal vanidad se da sobre la tierra, que son tratados justos como conviene a los malvados, y malvados como conviene a los justos. Y me digo que también esto es vanidad.

    15. Por eso alabo la alegría, que el hombre no tiene bien bajo el sol sino comer, beber y alegrarse, y esto es lo que le queda de sus trabajos en los días de vida que le da Dios bajo el sol.

    16. Di, pues, mi corazón a conocer la sabiduría y a examinar el trabajo que se hace sobre la tierra, porque hay quien ni de día ni de noche ve cerrarse sus ojos por el sueño.

    17. Examiné también la obra de Dios, que no puede el hombre conocer cuanto se hace bajo el sol, y, por mucho que se fatigue, nada llega a descubrir; y aun cuando dijere el sabio que sabe, nada llega a saber."