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sábado, agosto 17, 2024
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    Hebreos 6 - Nacar-Colunga

    1. Por lo cual, dejando a un lado las doctrinas elementales sobre Cristo, tendamos a lo perfecto, no echando de nuevo los fundamentos de la penitencia de las obras muertas y de la fe en Dios,

    2. la doctrina sobre los bautismos y la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.

    3. I.,o que toca a la perfección, eso es lo que me propongo exponer con la ayuda de Dios.

    4. Porque quienes, una vez iluminados, gustaron el don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,

    5. gustaron lo hermoso de la palabra de Dios y los prodigios del siglo venidero,

    6. y (sin embargo) cayeron, es imposible que sean renovados otra vez a penitencia, crucificando para sí mismos al Hijo de Dios y poniéndole en ludibrio.

    7. Porque la tierra, que absorbe la lluvia caída a menudo sobre ella y produce frutos de bendición para el que la cultiva, recibirá las bendiciones de Dios;"

    8. pero la que produce espinas y abrojos es reprobada y está próxima a ser maldita, y su fin será el fuego.

    9. Aunque hablamos de este modo, sin embargo, confiamos y esperamos de vosotros, carísimos, algo mejor y más conducente a la salvación.

    10. Que no es Dios injusto para que se olvide de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y perseverando en servirlos.

    11. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre hasta el fin la misma diligencia por el logro de la esperanza,

    12. no emperezándoos, sino haciéndoos imitadores de los que por la fe y la paciencia han alcanzado la herencia de las promesas.

    13. En efecto, cuando Dios hizo a Abraham la promesa, como no tenía ninguno mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo:

    14. “Te bendeciré abundantemente, te multiplicaré grandemente.”

    15. Y así, perseverando en esperar, alcanzó la promesa.

    16. Porque los hombres suelen jurar por alguno mayor, y el juramento pone entre ellos fin a toda controversia y les sirve de garantía.

    17. Por lo cual, queriendo Dios mostrar solemnemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso el juramento,

    18. a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos firme consuelo los que buscamos refugio, asiéndonos a la esperanza que se nos ofrece.

    19. La cual tenemos como segura y firme áncora de nuestra alma, y que penetra hasta detrás del velo,

    20. adonde entró por nosotros como precursor Jesús, instituido Pontífice para siempre, según el orden de Melquisedec.