29.1 C
Miami
viernes, julio 19, 2024
Más


    Hechos 16 - Nacar-Colunga

    Timoteo acompaña a Pablo y a Silas

    1. Llegaron a Derbe y a Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego,

    2. muy elogiado por los hermanos de Listra e Iconio.

    3. Quiso Pablo que se fuera con él, y tomándole, le circuncidó a causa de los judíos que había en aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego.

    4. Atravesando las ciudades, les comunicaba los decretos dados por los Apóstoles y presbíteros de Jerusalén, encargándoles que los guardasen,

    5. Las iglesias, pues, se afianzaban en la fe y crecían en número de día en día.

    La visión del varón macedonio

    6. Atravesaron la Frigia y el país de Galacia, impedidos por el Espíritu Santo de anunciar la palabra en Asia.

    7. Llegados a los confines de Misia, intentaron entrar en Bitinia, mas tampoco se lo permitió el Espíritu de Jesús;"

    8. y pasando de largo por Misia, bajaron a Tróade.

    9. Por la noche tuvo Pablo una visión. Un varón macedonio se le puso delante y, rogándole, decía: Pasa a Macedonia y ayúdanos.

    10. Luego que vio la visión, al instante buscamos cómo pasar a Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba para evangelizarlos.

    Encarcelados en Filipos

    11. Zarpando de Tróade, navegamos derechos a Samotracia; al día siguiente llegamos a Neápolis,"

    12. de allí a Filipos, que es la primera ciudad de esta parte de Macedonia, colonia romana, donde pasamos algunos días.

    13. El sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde pensamos que estaba el lugar de la oración; y sentados hablábamos con algunas mujeres que se hallaban reunidas."

    14. Cierta mujer llamada Lidia, temerosa de Dios, purpuraría, de la ciudad de Tiatira, escuchaba atenta. El Señor había abierto su corazón para atender a las cosas que Pablo decía.

    15. Una vez que se bautizó con toda su casa, nos rogó diciendo: Puesto que me habéis juzgado fiel al Señor, entrad en mi casa y quedaos en ella; y nos obligó."

    16. Aconteció que, yendo nosotros a la oración, nos salió al encuentro una sierva que tenía espíritu pitónico, la cual, adivinando, procuraba a sus amos grandes ganancias.

    17. Ella nos seguía a Pablo y a nosotros, y gritando decía: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y os anuncian el camino de la salvación.

    18. Hizo esto muchos días. Molestado Pablo, se volvió y dijo al espíritu: En nombre de Jesucristo, te mando salir de ésta, y en el mismo instante salió.

    19. Viendo sus amos que había desaparecido la esperanza de su ganancia, tomaron a Pablo y a Silas y los llevaron al foro, ante los magistrados;"

    20. y presentándoselos a los pretores, dijeron: Estos hombres perturban nuestra ciudad, porque, siendo judíos,

    21. predican costumbres que a nosotros no nos es lícito aceptar ni practicar, siendo como somos romanos.

    22. Toda la muchedumbre se levantó contra ellos, y los pretores mandaron que, desnudos, fueran azotados con varas,

    23. y después de hacerles muchas llagas los metieron en la cárcel, intimando al carcelero que los guardase con cuidado.

    24. Este, recibido tal mandato, los metió en el calabozo y les sujetó bien los pies en el cepo.

    25. Hacia medianoche, Pablo y Silas, puestos en oración, cantaban himnos a Dios, y los presos los oían”

    26. De repente se produjo un gran terremoto, hasta conmoverse los cimientos de la cárcel, y al instante se abrieron las puertas y se soltaron los grillos.

    27. Despertó el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada con intención de darse muerte, creyendo que se hubiesen escapado los presos.

    28. Pero Pablo gritó en alta voz, diciendo: No te hagas ningún mal, que todos estamos aquí;"

    29. y pidiendo una luz se precipitó dentro, arrojándose tembloroso a los pies de Pablo y de Silas.

    30. Luego los sacó fuera y les dijo: Señores, ¿qué debo yo hacer para ser salvo?

    31. Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo tú y tu casa.

    32. Le expusieron la palabra de Dios a él y a todos los de su casa;"

    33. y en aquella hora de la noche los tomó, les lavó las heridas, y enseguida se bautizó él con todos los suyos.

    34. Subiólos a su casa y les puso la mesa, y se regocijó con toda su familia de haber creído en Dios.

    35. Llegado el día, enviaron los pretores a los carceleros con esta orden: Pon en libertad a esos hombres.

    36. El carcelero comunicó a Pablo estas órdenes: los pretores han enviado a decir que seáis soltados. Ahora, pues, salid e id en paz.

    37. Pero Pablo les dijo: Después que a nosotros, ciudadanos romanos, nos han azotado públicamente sin juzgarnos y nos han metido en la cárcel, ¿ahora en secreto nos quieren echar fuera? No será así. Que vengan ellos y nos saquen.

    38. Comunicaron los lictores estas palabras a los pretores, que temieron al oír que eran romanos.

    39. Vinieron y les presentaron sus excusas, y sacándolos, les rogaron que se fueran de la ciudad.

    40. Ellos, al salir de la cárcel, entraron en casa de Lidia y, viendo a los hermanos, los exhortaron y se fueron.