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jueves, julio 18, 2024
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    Hechos 21 - Nacar-Colunga

    Viaje de Pablo a Jerusalén

    1. Así que, separándonos de ellos, nos embarcamos, fuimos derechos a Cos, y al siguiente día a Rodas, y de allí a Petara,

    2. donde, habiendo hallado una nave que hacía la travesía a Fenicia, nos embarcamos y nos dimos a la mar.

    3. Luego dimos vista a Chipre, que dejamos a la izquierda, navegamos hasta Siria y desembarcamos en Tiro, porque allí había de dejar su carga la nave.

    4. En Tiro encontramos discípulos, con los cuales permanecimos siete días. Ellos, movidos del Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén.

    5. Pasados aquellos días, salimos, e iban acompañándonos todos con su mujeres e hijos hasta fuera de la ciudad. Allí, puestos de rodillas en la playa, oramos,

    6. nos despedimos y subimos a la nave, volviéndose ellos a su casa.

    7. Nosotros, yendo de Tiro a Tolemaida, acabamos nuestra navegación, y saludados los hermanos, nos quedamos un día con ellos.

    8. Al día siguiente salimos; llegamos a Cesárea, y entrando en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, nos quedamos con él."

    9. Tenía éste cuatro hijas vírgenes que profetizaban.

    10. Habiéndonos quedado allí varios días, bajó de Judea un profeta llamado Agabo,

    11. el cual, llegándose a nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos con él, dijo: “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón cuyo es este cinto, y le entregarán en poder de los gentiles.”

    12. Cuando oímos esto, tanto nosotros como los del lugar le instamos a que no subiese a Jerusalén.

    13. Pablo entonces respondió: ¿Qué hacéis con llorar y quebrantar mi corazón? Pues pronto estoy, no sólo a ser atado, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.

    14. No pudiendo disuadirle, guardamos silencio, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.

    15. Después de estos días, hechos los preparativos necesarios, subimos a Jerusalén.

    16. Iban con nosotros algunos discípulos de Cesárea, que nos condujeron a casa de un tal Mnasón, chipriota, antiguo discípulo, en la cual nos hospedamos.

    Arresto de Pablo en el templo

    17. Llegados a Jerusalén, fuimos recibidos por los hermanos con alegría.

    18. Al día siguiente, Pablo, acompañado de nosotros, visitó a Santiago, reuniéndose allí todos los presbíteros.

    19. Después de saludarlos, contó una por una las cosas que Dios había obrado entre los gentiles por su mano.

    20. Ellos, oyéndole, glorificaban a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos, y que todos son celadores de la Ley.

    21. Pero han oído de ti que enseñas a los judíos de la dispersión que hay que renunciar a Moisés y les dices que no circunciden a sus hijos ni sigan costumbres mosaicas.

    22. ¿Qué hacer, pues? Seguro que sabrán que has llegado.

    23. Haz lo que vamos a decirte: Tenemos cuatro varones que han hecho voto;"

    24. tómalos, purifícate con ellos y págales los gastos para que se rasuren la cabeza, y así todos conocerán que no hay nada de cuanto oyeron sobre ti, sino que sigues en la observancia de la Ley.

    25. Cuanto a los gentiles que han creído, ya les hemos escrito nuestra sentencia de que se abstengan de las carnes sacrificadas a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación.

    26. Entonces Pablo, tomando consigo a los varones, purificado con ellos al día siguiente, entró en el templo, anunciando el cumplimiento de los días de la consagración, en espera de que fuese presentada la ofrenda por cada uno de ellos.

    27. Cuando estaban para acabarse los siete días, judíos de Asia, que le vieron en el templo, alborotaron a la muchedumbre y pusieron las manos sobre él,

    28. gritando: “Israelitas, ayudadnos; éste es el hombre que por todas partes anda enseñando a todos contra el pueblo, contra la Ley y contra este lugar, y como si fuera poco, ha introducido a los gentiles en el templo y ha profanado este lugar santo.”

    29. Era que habían visto con él en la ciudad a Trófimo, efesio, y creyeron que Pablo le había introducido en el templo.

    30. Toda la ciudad se conmovió y se agolpó en el templo, y tomando a Pablo, le arrastraron fuera de él, cerrando enseguida las puertas.

    31. Mientras trataban de matarle, llegó noticia al tribuno de la cohorte de que toda Jerusalén estaba amotinada;"

    32. y tomando al instante los soldados y los centuriones, corrió hacia ellos. En cuanto vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo.

    33. Acercóse entonces el tribuno, y cogiéndole, ordenó que le echasen dos cadenas y le preguntó quién era y qué había hecho.

    34. Los de la turba decían cada uno una cosa, y no pudiendo sacar nada en claro a causa del alboroto, ordenó llevarle al cuartel.

    35. Al llegar a las escaleras, en vista de la violencia de la multitud, Pablo fue llevado por los soldados,

    36. pues la muchedumbre seguía gritando: ¡Quítalo!

    Defensa de Pablo ante el pueblo

    37. A la entrada del cuartel, dijo Pablo al tribuno: ¿Me permites decirte una cosa? El le contestó: ¿Hablas griego?

    38. ¿Pero no eres tú el egipcio que hace algunos días promovió una sedición y llevó al desierto cuatro mil sicarios?

    39. Respondió Pablo: Yo soy judío, originario de Tarso, ciudad ilustre de la Cilicia; te suplico que me permitas hablar al pueblo."

    40. Permitiéndoselo él, Pablo, puesto de pie en lo alto de las escaleras, hizo señal al pueblo con la mano. Luego se hizo un gran silencio, y Pablo les dirigió la palabra en hebreo.