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miércoles, julio 17, 2024
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    Hechos 27 - Nacar-Colunga

    Pablo es enviado a Roma

    1. Cuando estuvo resuelto que emprendiésemos la navegación a Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos en manos de un centurión llamado Julio, de la cohorte Augusta.

    2. Embarcados en una nave de Adramicia, que estaba para hacerse a la vela para los puertos de Asia, levamos anclas, llevando en nuestra compañía a Aristarco, macedonio de Te-salónica.

    3. Al otro día llegamos a Sidón, y Julio, usando con Pablo de gran humanidad, le permitió ir a visitar a sus amigos y proveer a sus necesidades.

    4. De allí levamos anclas, y, a causa de los vientos contrarios, navegamos a lo largo de Chipre,

    5. y atravesando los mares de Cilicia y Panfilía, llegamos a Mira de Licia;"

    6. y como el centurión encontrase allí una nave alejandrina que navegaba a Italia, hizo que nos trasladásemos a ella.

    7. Navegando durante varios días lentamente y con dificultad, llegamos frente a Gnido; luego, por sernos contrario el viento, bajamos a Creta junto a Salmón;"

    8. y costeando penosamente la isla, llegamos a cierto lugar llamado Puerto Bueno, cerca del cual está la ciudad de Lasca.

    9. Transcurrido bastante tiempo y siendo peligrosa la navegación por ser ya pasado el ayuno, les advirtió Pablo,

    10. diciendo: Veo, amigos, que la navegación va a ser con peligro y mucho daño, no sólo para la carga y la nave, sino también para nuestras personas.

    11. Pero el centurión dio más crédito al piloto y al patrón del barco que a Pablo;"

    12. y por ser el puerto poco a propósito para invernar en él, la mayor parte fue de parecer que partiésemos de allí, a ver si podríamos alcanzar Fenice e invernar allí, por ser un puerto de Creta que mira contra el nordeste y sudeste.

    La tempestad en el mar

    13. Comenzó a soplar el solano, y creyendo que se lograría su propósito, levaron anclas y fueron costeando más de cerca la isla de Creta;"

    14. mas de pronto se desencadenó sobre ella un viento impetuoso llamado euraquilón,

    15. que arrastraba la nave, sin que pudiera resistir, y nos dejamos ir a merced del viento.

    16. Pasando por debajo de una islita llamada Cauda, a duras penas pudimos recoger el esquife.

    17. Una vez que lograron izarlo, ciñeron por debajo la nave con cables, y luego, temiendo no fuesen a dar en la Sirte, plegaron las velas y se dejaron ir.

    18. Al día siguiente, fuertemente combatidos por la tempestad, aligeraron,

    19. y al tercer día arrojaron por sus propias manos los aparejos.

    20. En varios días no aparecieron el sol ni las estrellas, y continuando con fuerza la tempestad, perdimos al fin toda esperanza de salvación.

    21. Habíamos pasado largo tiempo sin comer, cuando Pablo se levantó y dijo: Mejor os hubiera sido, amigos, atender a mis consejos: no hubiéramos partido de Creta, y nos hubiéramos ahorrado estos peligros y daños.

    22. Pero levanten los animocos, porque sólo la nave, ninguno de nosotros perecerá.

    23. Esta noche se me ha aparecido un ángel de Dios, cuyo soy y a quien sirvo,

    24. que me dijo: No temas, Pablo; comparecerás ante el César, y Dios te ha hecho gracia de todos los que navegan contigo."

    25. Por lo cual, arriba los ánimos, amigos, que yo confío en Dios que así sucederá como se me ha dicho.

    26. Sin duda, daremos con una isla.

    27. Llegada la decimocuarta noche en que así éramos llevados de una a otra parte por el mar Adriático, hacia la mitad de la noche, sospecharon los marineros que se hallaban cerca de tierra,

    28. y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y luego de adelantar un poco, de nuevo echaron la sonda y hallaron quince brazas."

    29. Ante el temor de dar en algún bajío, echaron a popa cuatro áncoras y esperaron a que se hiciese de día.

    30. Los marineros, buscando huir de la nave, trataban de echar al agua el esquife con el pretexto de echar las áncoras de proa.

    31. Pablo advirtió al centurión y a los soldados: Si éstos no se quedan en la nave, vosotros no podréis salvaros.

    32. Entonces cortaron los soldados los cables del esquife y lo dejaron caer.

    33. Mientras llegaba el día, Pablo exhortó a todos a tomar alimento, diciendo: Catorce días hace hoy que estamos ayunos y sin haber tomado cosa alguna.

    34. Os exhorto a tomar alimento, que nos es necesario para nuestra salud, pues estad seguros de que ni un solo cabello de vuestra cabeza perecerá.

    35. Diciendo esto, dio gracias a Dios delante de todos, y partiendo el pan comenzó a comer.

    36. Animados ya todos, tomaron alimento.

    37. Eramos los que en la nave estábamos doscientos setenta y seis.

    38. Cuando estuvieron satisfechos aligeraron la nave arrojando el trigo al mar.

    El naufragio

    39. Llegado el día, no conocieron la tierra, pero vieron una, ensenada que tenía playa, en la cual acordaron encallar la nave, si podían.

    40. Soltando las anclas, las abandonaron al mar, y desatadas las amarras de los timones e izado el artimón, iban con rumbo a la playa.

    41. Llegados a un sitio que daba a dos mares, encalló la nave, e hincada la proa en la arena, quedó inmóvil, mientras que la popa era quebrantada por la violencia de las olas.

    42. Propusieron los soldados matar a los presos, para que ninguno escapase a nado;"

    43. pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, se opuso a tal propósito y ordenó que quienes supiesen nadar se arrojasen los primeros y saliesen a tierra,

    44. y los demás saliesen, bien sobre tablas, bien sobre los despojos de la nave. Y así todos llegaron a tierra.