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sábado, agosto 17, 2024
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    Josué 6 - Nacar-Colunga

    La toma de Jericó

    1. Tenía Jericó cerradas las puertas y bien echados sus cerrojos por miedo a los hijos de Israel, y nadie salía ni entraba en ella.

    2. Yahvé dijo a Josué: “Mira, he puesto en tus manos a Jericó, a su rey y a todos sus hombres de guerra.

    3. Marchad vosotros, todos los hombres de guerra, en torno a la ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. Así haréis por seis días.

    4. Siete sacerdotes llevarán delante del arca siete trompetas resonantes. Al séptimo día daréis siete vueltas en derredor de la ciudad, yendo los sacerdotes tocando sus trompetas.

    5. Cuando ellos toquen repetidamente el cuerno potente y oigáis el sonar de las trompetas, todo el pueblo se pondrá a gritar fuertemente, y las murallas de la ciudad se derrumbarán. Entonces subirá el pueblo, cada uno enfrente de sí.”

    6. Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: “Llevad el arca de la alianza, y que siete sacerdotes vayan con siete trompetas resonantes delante del arca de Yahvé.”

    7. Dijo también al pueblo: “Marchad y dad también una vuelta a la ciudad, yendo los armados delante del arca de Yahvé.”

    8. Así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes con las siete trompetas resonantes iban tocando las trompetas delante de Yahvé, y el arca de la alianza de Yahvé iba en pos de ellos.

    9. Los hombres de guerra iban delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas, y la retaguardia, detrás del arca. Durante la marcha se tocaban las trompetas.

    10. Josué había dado al pueblo esta orden: “No gritéis ni hagáis oír vuestra voz, ni salga de vuestra boca una palabra hasta el día en que yo os diga: Gritad. Entonces gritaréis.”

    11. El arca de Yahvé dio una vuelta en derredor de la ciudad, una vuelta sola, y se volvieron al campamento, donde pasaron la noche.

    12. Al día siguiente se levantó Josué bien de mañana, y los sacerdotes llevaron el arca de Yahvé.

    13. Los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas resonantes delante del arca de Yahvé se pusieron en marcha tocando las trompetas. Los hombres de guerra iban delante de ellos, y detrás la retaguardia seguía al arca de Yahvé; y durante la marcha iban tocando las trompetas"

    14. Dieron el segundo día la vuelta en derredor de la ciudad y se volvieron al campamento; esto mismo hicieron por siete días."

    15. Al día siguiente se levantaron con el alba, y dieron del mismo modo siete vueltas alrededor de la ciudad.

    16. A la séptima, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo: “Gritad, porque Yahvé os entrega la ciudad.

    17. La ciudad será dada a Yahvé en anatema, con todo cuanto en ella hay. Sólo Rahab, la cortesana, vivirá, ella y cuantos con ella estén en su casa, por haber escondido a los exploradores que habíamos mandado.

    18. Guardaos bien de lo dado al anatema, no sea que, tomando algo de lo que así habéis consagrado, hagáis anatema el campamento de Israel y traigáis sobre él la confusión.

    19. Toda la plata, todo el oro y todos los objetos de bronce y de hierro serán consagrados a Yahvé y entrarán en su tesoro.”

    20. Los sacerdotes tocaron las trompetas, y cuando el pueblo, oído el sonido de las trompetas, se puso a gritar clamorosamente, las murallas de la ciudad se derrumbaron, y cada uno subió a la ciudad frente de sí.

    21. Apoderándose de la ciudad, dieron al anatema todo cuanto en ella había, y al filo de la espada a hombres y mujeres, niños y viejos, bueyes, ovejas y asnos.

    22. Pero Josué dijo a los dos exploradores: “Entrad en la casa de Rahab, la cortesana, y sacad a esa mujer con todos los suyos, como se lo habéis jurado.”

    23. Los jóvenes, los espías, entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los suyos, y los pusieron en lugar seguro, fuera del campamento de Israel.

    24. Los hijos de Israel quemaron la ciudad con todo cuanto en ella había, salvo la plata y el oro y todos los objetos de bronce y de hierro, que pusieron en el tesoro de la casa de Yahvé.

    25. Josué dejó la vida a Rahab, la cortesana, y a la casa de su padre, que habitó en medio de Israel hasta hoy, por haber ocultado a los enviados por Jesué a explorar a Jericó.

    26. Entonces juró Josué, diciendo: “Maldito de Yahvé quien se ponga a reedificar esta ciudad de Jericó. Al precio de la vida de su primogénito ponga los cimientos; al precio de la de su hijo menor ponga las puertas.”

    27. Yahvé fue con Josué, y su fama se extendió por toda la tierra.