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miércoles, julio 17, 2024
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    Rut 3 - Nacar-Colunga

    Rut y Booz en la era

    1. Dijo Noemí, la suegra de Rut, a ésta: “Hija mía, voy a procurarte una posición para que seas feliz.

    2. Booz, con cuyos criados has estado, es pariente nuestro, y esta noche va hacer en su era la limpia de la cebada.

    3. Lávate, úngete, vístete y baja a la era. Procura que no te vea hasta que no haya acabado de comer y beber;"

    4. y cuando vaya a acostarse, mira bien dónde se acuesta, y entra después y, levantando la cubierta de sus pies, te acuestas a ellos. El mismo te dirá qué es lo que has de hacer.”

    5. Ella le respondió: “Haré cuanto tú me mandes.”

    6. Bajó, pues, a la era e hizo todo cuanto le había mandado su suegra.

    7. Booz comió y bebió y se alegró su corazón. Fue a acostarse al extremo de la hacina, y Rut se acercó calladamente, descubrió sus pies y se acostó.

    8. A media noche tuvo el hombre un sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies estaba acostada una mujer,

    9. y preguntó: “¿Quién eres tú?” Ella respondió: “Soy Rut, tu sierva; extiende tu manto sobre tu sierva, pues tienes sobre ella el derecho del levirato.”

    10. El dijo: “Bendita de Yahvé seas, hija mía; tu proceder ha sido a lo último mejor todavía que al principio, pues no has buscado ningún joven, pobre o rico,"

    11. No temas, hija mía; yo haré por ti cuanto me digas, pues sabe muy bien todo el pueblo que habita dentro de las puertas de mi ciudad que eres una mujer virtuosa."

    12. Yo tengo, en verdad, el derecho del levirato, pero hay otro que es pariente más próximo que yo.

    13. Pasa ahí la noche, y mañana, si él quiere hacer uso de su derecho, que lo haga, y si no quiere hacerlo, yo lo haré, vive Yahvé. Acuéstate hasta la mañana.”

    14. Quedóse ella acostada a sus pies hasta la mañana, levantándose antes de que los hombres puedan reconocerse unos a otros. El mandó: “Que no se sepa que esta mujer ha venido a la era.”

    15. Y añadió: “Coge el manto que te cubre y sosténlo. “Sostúvolo ella, y le echó él seis medidas de cebada, que le cargó, y ella entró en la ciudad.

    16. Cuando llegó Rut a casa de su suegra, le preguntó ésta: “¿Qué has hecho, hija mía?” Ella le contó lo que el hombre había hecho por ella,

    17. y añadió: “Me ha dado, además, estas seis medidas de cebada, diciéndome: “No vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías.”

    18. Noemí le dijo: “Estáte tranquila, hija mía, hasta ver cómo acaba la cosa, pues ese hombre no descansará hasta terminar hoy mismo este asunto.”