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sábado, agosto 17, 2024
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    Salmos 10 - Nueva Traducción Viviente

    Plegaria pidiendo la destrucción de los malvados

    1. Oh SEÑOR, ¿por qué permaneces tan distante? ¿Por qué te escondes cuando estoy en apuros?

    2. Con arrogancia los malvados persiguen a los pobres; ¡que sean atrapados en el mal que traman para otros!

    3. Pues hacen alarde de sus malos deseos; elogian al codicioso y maldicen al SEÑOR.

    4. Los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios; parece que piensan que Dios está muerto.

    5. Sin embargo, prosperan en todo lo que hacen. No ven que les espera tu castigo; miran con desdén a todos sus enemigos.

    6. Piensan: «¡Jamás nos sucederá algo malo! ¡Estaremos para siempre sin problemas!».

    7. Su boca está llena de maldiciones, mentiras y amenazas;* tienen maldad y violencia en la punta de la lengua.

    8. Se esconden en emboscada en las aldeas, a la espera para matar a gente inocente; siempre buscan víctimas indefensas.

    9. Como leones agazapados en sus escondites, esperan para lanzarse sobre los débiles. Como cazadores capturan a los indefensos y los arrastran envueltos en redes.

    10. Sus pobres víctimas quedan aplastadas; caen bajo la fuerza de los malvados.

    11. Los perversos piensan: «¡Dios no nos mira! ¡Ha cerrado los ojos y ni siquiera ve lo que hacemos!».

    12. ¡Levántate, oh SEÑOR! ¡Castiga a los perversos, oh Dios! ¡No te olvides de los indefensos!

    13. ¿Por qué los perversos desprecian a Dios y quedan impunes? Piensan: «Dios nunca nos pedirá cuentas».

    14. Pero tú ves los problemas y el dolor que causan; lo tomas en cuenta y los castigas. Los indefensos depositan su confianza en ti; tú defiendes a los huérfanos.

    15. ¡Quiébrale los brazos a esta gente malvada y perversa! Persíguelos hasta destruir al último de ellos

    16. ¡El SEÑOR es rey por siempre y para siempre! Las naciones paganas desaparecerán de la tierra.

    17. SEÑOR, tú conoces las esperanzas de los indefensos; ciertamente escucharás sus clamores y los consolarás.

    18. Harás justicia a los huérfanos y a los oprimidos, para que ya no los aterren simples mortales.