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miércoles, julio 17, 2024
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    Mateo 15 - Nueva Version Internacional

    Lo que contamina al hombre

    1. Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron:

    2. --¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos!

    3. Jesús les contestó: --¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición?

    4. Dios dijo: 'Honra a tu padre y a tu madre',* y también: Él que maldiga a su padre o a su madre, debe morir.'*

    5. Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: 'Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios.'

    6. En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre.* Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios.

    7. ¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes:

    8. "Éste pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

    9. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.'*

    10. Jesús llamó a la multitud y dijo: --Escuchen y entiendan.

    11. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella.

    12. Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: --¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso?

    13. --Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz --les respondió--.

    14. Déjenlos; son guías ciegos.* Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.

    15. --Explícanos la comparación --le pidió Pedro.

    16. --¿También ustedes son todavía tan torpes? --les dijo Jesús--.

    17. ¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina?

    18. Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.

    19. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.

    20. Éstas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos.

    La fe de la mujer cananea

    21. Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.

    22. Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando: --¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.

    23. Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: --Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.

    24. --No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel --contestó Jesús.

    25. La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó: --¡Señor, ayúdame!

    26. Él le respondió: --No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.

    27. --Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

    28. --¡Mujer, qué grande es tu fe! --contestó Jesús--. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.

    Jesús sana a muchos

    29. Salió Jesús de allí y llegó a orillas del mar de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó.

    30. Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.

    31. La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.

    Alimentación de los cuatro mil

    32. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: --Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.

    33. Los discípulos objetaron: --¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?

    34. --¿Cuántos panes tienen? --les preguntó Jesús. --Siete, y unos pocos pescaditos.

    35. Luego mandó que la gente se sentara en el suelo.

    36. Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Éstos, a su vez, los distribuyeron a la gente.

    37. Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron.

    38. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

    39. Después de despedir a la gente, subió Jesús a la barca y se fue a la región de Magadán.*