Apocalipsis 16 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)Las copas de ira1. Oí entonces una voz poderosa que desde el templo celestial ordenaba a los siete ángeles: - Id a derramar sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios. 2. Partió el primer ángel, derramó su copa sobre la tierra, y llagas repugnantes y dolorosas se abatieron sobre los que estaban tatuados con la marca de la bestia y adoraban su imagen. 3. El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, que se convirtió en sangre de cadáver; y todo aliento de vida marina pereció. 4. El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, que también se convirtieron en sangre. 5. Y oí que el ángel de las aguas decía: - Justo eres, y justicia has hecho, Señor santo, que existes desde siempre. 6. Ellos derramaron la sangre de tus consagrados y tus profetas, y sangre les has dado tú a beber. ¡Bien merecido lo tenían! 7. Oí entonces que decían desde el altar: - Efectivamente, Señor Dios, dueño de todo, tú juzgas con verdad y con justicia. 8. El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, y un fuego abrasador se abatió sobre los hombres. 9. Todos quedaron horriblemente calcinados; pero aun así, blasfemaban contra Dios, que tiene en su mano tales calamidades, y se negaron a convertirse reconociendo su grandeza. 10. El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino quedó sumido en tinieblas. 11. En el paroxismo del dolor, acosada por sus llagas, la gente se mordía la lengua y renegaba del Dios del cielo; pero siguió sin convertirse. 12. El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates. El agua del río se secó, y el cauce quedó convertido en camino para los reyes procedentes del este. 13. Y vi cómo de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta salían tres espíritus inmundos que parecían sapos. 14. Se trataba de espíritus diabólicos que realizaban prodigios y pretendían reunir a todos los poderosos del mundo con vistas a la batalla del gran día de Dios, el dueño de todo. 15. (He aquí que yo vengo como un ladrón. ¡Dichoso el que se mantenga vestido y vigilante! No tendrá que andar desnudo, y nadie verá sus vergüenzas.) 16. Y reunieron a los reyes en el lugar llamado en hebreo Harmagedón. 17. Finalmente, el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y una voz poderosa procedente del templo, de junto al trono mismo, clamó: - ¡Hecho está! 18. Hubo entonces relámpagos y truenos fragorosos, y un terremoto tan formidable como jamás se dio desde que el mundo es mundo. 19. La gran ciudad se partió en tres; se desmoronaron las restantes ciudades del mundo, y Dios se acordó de la orgullosa Babilonia, para hacerle apurar hasta las heces la copa de su terrible indignación. 20. Desaparecieron todas las islas, y de los montes nunca más se supo. 21. Una tromba de granizos descomunales se abatió desde el cielo sobre la gente, que, a pesar de todo, y más todavía a causa del terrible azote del granizo, siguió blasfemando contra Dios. |