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miércoles, julio 17, 2024
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    Efesios 5 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Andad como hijos de luz

    1. Sois hijos amados de Dios. Procurad pareceros a él

    2. y haced del amor norma de vuestra vida, pues también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio que Dios recibe con agrado.

    3. Y en cuanto a la lujuria, a cualquier clase de impureza o a la avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros. Así deben comportarse los creyentes.

    4. Y lo mismo digo de las obscenidades, conversaciones estúpidas o chistes indecentes, cosas todas que están fuera de lugar; lo vuestro es dar gracias a Dios.

    5. Tened bien entendido que ningún lujurioso, ningún indecente, ningún avaro - la avaricia es una especie de idolatría -, tendrá parte en la herencia del reino de Cristo y de Dios.

    6. Que nadie os engañe con palabras fariseas. Estas cosas son las que encienden la ira de Dios sobre los hombres que se niegan a obedecerle.

    7. ¿Queréis también vosotros ser cómplices suyos?

    8. En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora, injertados en Cristo, sois luz. Portaos como quienes pertenecen al reino de la luz,

    9. cuyos frutos son la bondad, la rectitud y la verdad.

    10. Procurad ver claramente lo que agrada al Señor

    11. y no toméis parte en las estériles acciones de quienes pertenecen al reino de las tinieblas; desenmascaradlas más bien.

    12. Lo que esos tales hacen a escondidas, da vergüenza hasta decirlo.

    13. Pero todo cuanto ha sido desenmascarado por la luz, queda al descubierto ;

    14. y lo que queda al descubierto, se convierte, a su vez, en luz. Por eso se dice: Despierta tú que estás dormido, levántate de la muerte, y te iluminará Cristo.

    15. Atentos, pues, a la manera que tenéis de comportaros, que no es cosa de necios, sino de inteligentes.

    16. Y aprovechad cualquier oportunidad, pues corren tiempos malos.

    17. No seáis irreflexivos; tratad, más bien, de descubrir cuál es la voluntad de Dios.

    18. Ni os emborrachéis, si no queréis dar en el libertinaje; llenaos, por el contrario, del Espíritu,

    19. y recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados. Cantad y tocad para el Señor desde lo hondo del corazón,

    20. dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    Someteos los unos a los otros

    21. Guardaos mutuamente respeto en atención a Cristo.

    22. Las mujeres respeten a sus maridos, como si del Señor se tratase.

    23. Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo que es la Iglesia.

    24. Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, seánlo también, y sin reserva alguna las mujeres a sus maridos.

    25. Vosotros, los maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida

    26. a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y por la palabra.

    27. Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada.

    28. Este es el modelo según el cual los maridos deben amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

    29. Pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; todo lo contrario, lo cuida y alimenta. Es lo que hace Cristo con su Iglesia,

    30. que es su cuerpo, del cual todos nosotros somos miembros vivos.

    31. Por esta razón - dice la Escritura - dejará el hombre a sus padres y se unirá a su mujer, y ambos llegarán a ser como una sola persona.

    32. Es grande la verdad aquí encerrada, y yo la pongo en relación con Cristo y con la Iglesia.

    33. En resumen, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer sea respetuosa con su marido.