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sábado, agosto 17, 2024
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    Juan 8 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    1. Jesús se fue al monte de los Olivos.

    2. Por la mañana temprano volvió al templo, y toda la gente se reunió en torno a él. Se sentó y comenzó a enseñarles.

    3. En esto, los maestros de la Ley y los fariseos se presentaron con una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos

    4. y plantearon a Jesús esta cuestión: - Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.

    5. En la ley de Moisés se nos manda que demos muerte a pedradas a tales mujeres. Tú, ¿qué dices?

    6. La cuestión le había sido planteada con la intención de someterle a prueba, y poder así encontrar un motivo de acusación contra él. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo.

    7. En vista de que ellos seguían presionándole con aquella pregunta, Jesús se incorporó y les dijo: - El que de vosotros esté sin pecado que tire la primera piedra.

    8. Dicho esto, se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo.

    9. Oír las palabras de Jesús y escabullirse uno tras otro, comenzando por los más viejos, todo fue uno. Jesús se quedó solo, con la mujer allí en medio.

    10. Se incorporó y le preguntó: - Mujer, ¿dónde están todos ésos? ¿Ni siquiera uno de ellos se atrevió a condenarte?

    11. Ella le contestó: - Ninguno, Señor. Jesús le dijo: - Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar.]

    Jesús, la luz del mundo

    12. Jesús de nuevo les dijo: - Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

    13. Al oír esto, los fariseos le replicaron: - Estás declarando como testigo en tu propia causa; por tanto, tu testimonio carece de valor.

    14. Jesús les contestó: - Aun cuando yo testifique a mi favor, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y a dónde voy. Vosotros, en cambio, no sabéis ni de dónde vengo ni a dónde voy.

    15. Vosotros juzgáis con criterios mundanos. Yo no quiero juzgar a nadie,

    16. y, cuando lo hago, mi juicio es válido, porque no estoy yo solo; conmigo está el Padre que me envió.

    17. En vuestra Ley está escrito que el testimonio coincidente de dos testigos es válido.

    18. Pues bien, el testimonio que doy yo de mí mismo se añade el que da por mí el Padre que me envió.

    19. Ellos le preguntaron: - ¿Dónde está tu padre? Jesús le contestó: - Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.

    20. Jesús hizo estas manifestaciones cuando estaba enseñando en el templo, en el lugar donde se encuentran los cofres destinados a recoger ofrendas. Pero nadie se atrevió a prenderle, porque todavía no había llegado su hora.

    A donde yo voy, vosotros no podéis venir

    21. Jesús volvió a decirles: - Yo me voy. Me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado; y a donde yo voy, vosotros no podéis ir.

    22. Los judíos comentaban entre sí: - ¿Pensará suicidarse, y por eso dice: "Vosotros no podéis ir a donde yo voy"?

    23. Jesús aclaró: - Vosotros pertenecéis a este mundo de abajo; yo pertenezco al de arriba. Vosotros sois de este mundo; yo no.

    24. Por eso os he dicho que moriréis en vuestros pecados. Porque, si no creéis que "yo soy el que soy", moriréis en vuestros pecados.

    25. Los judíos le preguntaron entonces: - Pero ¿quién eres tú? Jesús les respondió: - Precisamente es lo que vengo diciéndoos desde el principio.

    26. Tengo muchas cosas que decir de vosotros, y muchas que condenar. Pero lo que digo al mundo es lo que oí al que me envió, y él dice la verdad.

    27. Ellos no cayeron en la cuenta de que les estaba hablando del Padre;

    28. por lo que Jesús añadió: - Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces reconoceréis que "yo soy el que soy" y que no hago nada por mi propia cuenta; solamente enseño lo que aprendí del Padre.

    29. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.

    30. Al oírle hablar así, muchos creyeron en él.

    La verdad os hará libres

    31. Dirigiéndose a los judíos que habían creído en él, dijo Jesús: - Si os mantenéis firmes a mi mensaje, seréis verdaderamente mis discípulos;

    32. así conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

    33. Ellos le replicaron: - Nosotros somos descendientes de Abraham; nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿qué significa eso de que "seremos libres"?

    34. - Yo os aseguro - les contestó Jesús - que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.

    35. Y el esclavo no forma parte de la familia de modo permanente; el hijo, por el contrario, es siempre miembro de la familia.

    36. Por eso, si el Hijo os da la libertad, seréis verdaderamente libres.

    37. Ya sé que sois descendientes de Abraham. Sin embargo, queréis matarme porque mi mensaje no os entra en la cabeza.

    38. Mis palabras manifiestan lo que he contemplado estando con el Padre; vuestras acciones, en cambio, manifiestan lo que habéis aprendido de vuestro padre.

    Sois de vuestro padre el diablo

    39. Ellos replicaron: - Nuestro padre es Abraham. Jesús les contestó: - Si fueseis de verdad hijos de Abraham, haríais lo que él hizo.

    40. Pero vosotros queréis matarme porque os he dicho la verdad, que aprendí de Dios mismo. No fue eso lo que hizo Abraham.

    41. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le contestaron: - Nosotros no somos hijos ilegítimos. Nuestro padre es únicamente Dios.

    42. Jesús les dijo: - Si Dios fuera de verdad vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he venido de Dios y estoy aquí enviado por él. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me ha enviado.

    43. Si no entendéis lo que yo digo, es sencillamente porque no queréis aceptar mi mensaje.

    44. Vuestro padre es el diablo; le pertenecéis a él, e intentáis complacerle en sus deseos. El fue un asesino desde el principio y no se mantuvo en la verdad. Por eso no tiene nada que ver con la verdad. Cuando miente, habla de lo que tiene dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.

    45. Por eso vosotros no podéis creerme, porque yo digo la verdad.

    46. ¿Quién de vosotros sería capaz de demostrar que yo he cometido pecado? Pues bien, si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis?

    47. El que es de Dios acepta las palabras de Dios; pero como vosotros no sois hijos de Dios, por eso no las aceptáis.

    La preexistencia de Cristo

    48. Los judíos le contestaron: - Con razón decimos nosotros que eres samaritano y que tienes un demonio dentro.

    49. Jesús respondió: - Yo no tengo ningún demonio; lo que hago es honrar a mi Padre; vosotros, en cambio, me deshonráis a mí.

    50. Yo no vivo preocupado por mi propio honor. Hay uno que se preocupa de eso, y a él le corresponde juzgar.

    51. Os aseguro que el que acepta mi mensaje, jamás morirá.

    52. Al oír esto, los judíos le dijeron: - Ahora nos convencemos plenamente de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas murieron, y ahora vienes tú y dices: "El que acepta mi mensaje jamás morirá."

    53. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham? Tanto él como los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú?

    54. Jesús respondió: - Si yo me alabara a mí mismo, mi alabanza carecería de valor. Pero el que me alaba es mi Padre; el mismo de quien vosotros decís que es vuestro Dios.

    55. En realidad no le conocéis; yo, en cambio, le conozco; y, si dijera que no le conozco, sería tan mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco de veras y obedezco sus órdenes.

    56. Abraham, vuestro padre, se alegró sólo con el pensamiento de que iba a ver el día de mi venida; y lo vio y se alegró.

    57. Los judíos le replicaron: - ¿De modo que tú, que aún no tienes cincuenta años, has visto a Abraham?

    58. Jesús les respondió: - Os aseguro que antes que Abraham naciera, existo yo.

    59. Ante tal afirmación, los judíos intentaron apedrearle; pero Jesús se escondió y salió del templo.