32.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Lucas 12 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    La levadura de los fariseos

    1. Entre tanto, miles de personas, atropellándose unas a otras, se reunieron alrededor de Jesús. El, dirigiéndose en primer lugar a sus discípulos, dijo: - Cuidaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.

    2. Porque no hay nada secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido.

    3. De manera que lo que dijisteis en la oscuridad, será oído a plena luz; lo que hablasteis al oído en el interior de la casa, será pregonado desde las terrazas.

    A quién se debe temer

    4. A vosotros, amigos míos, os digo que no tengáis miedo de los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden hacer nada más.

    5. Os indicaré, en cambio, a quién debéis tener miedo: tenédselo a aquel que no sólo puede matar, sino que también tiene poder para arrojar a la gehena. Sí, a ése es a quien debéis temer.

    6. ¿No se venden cinco pájaros por dos monedas de poco valor? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos.

    7. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos los tenéis contados uno por uno. No tengáis miedo, porque vosotros valéis más que muchos pájaros.

    El que me confesare delante de los hombres

    8. Os digo además que todo aquel que se declare a favor mío delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios.

    9. Y, al contrario, si alguien me niega delante de los hombres, también él será negado delante de los ángeles de Dios.

    10. Si alguien habla contra el Hijo del hombre, podrá serle perdonado. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado.

    11. Cuando os lleven a las sinagogas o ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo habéis de hablar o qué habéis de decir en vuestra defensa.

    12. porque en aquel mismo momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis decir.

    El rico insensato1

    13. Uno que estaba entre la gente dijo a Jesús: - Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo.

    14. Jesús le contestó: - Amigo, ¿quién me ha puesto por juez o repartidor de herencias entre vosotros?

    15. Y, dirigiéndose a todos, añadió: - Mirad de no caer en la avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de sus riquezas.

    16. Y les contó esta parábola: - Una vez, un hombre rico obtuvo una gran cosecha de sus campos.

    17. Al verla, pensó: "¿Qué haré ahora? ¡No tengo lugar bastante donde guardar la cosecha!"

    18. Y decidió: "Derribaré los graneros y haré otros más grandes donde pueda meter el trigo y todo cuanto tengo.

    19. Luego podré decirme: Ahora que tienes riquezas acumuladas para muchos años, ya puedes descansar, comer, beber y divertirte."

    20. Pero Dios le dijo: "¡Estúpido! Vas a morir esta misma noche. ¿A quién le aprovechará todo eso que has almacenado?"

    21. Y Jesús terminó diciendo: - Esto es lo que le sucede al que acumula riquezas pensando sólo en sí mismo, pero no se hace rico a los ojos de Dios .

    El afán y la ansiedad

    22. Después dijo Jesús a sus discípulos: - Esto os digo: No andéis inquietos pensando qué vais a comer para poder vivir o con qué ropa vais a cubrir vuestro cuerpo.

    23. Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la ropa.

    24. Fijaos en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen despensas ni almacenes, y, sin embargo, Dios los alimenta. Pues ¡cuánto más valéis vosotros que los pájaros!

    25. Por lo demás, ¿quién de vosotros, por mucho que se inquiete, podrá añadir una sola hora a su vida?

    26. Pues si sois incapaces de realizas las cosas más pequeñas, ¿a qué inquietaros por las demás?

    27. Fijáos en cómo crecen los lirios. No hilan ni tejen, y, sin embargo, os digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos.

    28. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana será quemada en el horno, ¡cuánto más hará por vosotros! ¡Qué poca es vuestra fe!

    29. Vosotros no os atormentéis buscando qué comer o qué beber.

    30. Esas son las cosas que preocupan a todos los que no conocen a Dios; pero vuestro Padre ya sabe que las necesitáis.

    31. Vosotros buscad primero el reino de Dios, y Dios se encargará de daros además todas esas cosas.

    Tesoro en el cielo

    32. No tengáis miedo, pequeño rebaño, que es voluntad de vuestro Padre daros el reino.

    33. Vender vuestros bienes y repartid el producto a los necesitados. Haceos así un capital que no se deteriora, riquezas inagotables en los cielos, donde no hay ladrones que roben ni polilla que destruya.

    34. Pues donde tengáis vuestra riqueza, allí tendréis también el corazón.

    El siervo vigilante

    35. Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas.

    36. Sed como criados que están esperando que el amo regrese de una boda, listos a abrirle la puerta en cuanto llegue y llame.

    37. ¡Felices aquellos criados a quienes el amo, al llegar, encuentre despiertos! Os aseguro que los hará sentarse a la mesa y él mismo se pondrá a la tarea de servirles la comida.

    38. Felices ellos si al llegar el amo, ya sea a medianoche o de madrugada, los encuentra despiertos.

    39. Por otra parte, pensad que si el amo de la casa supiera a qué hora iba a llegar el ladrón, impediría que le asaltaran la casa.

    40. Pues también vosotros estad preparados, porque ni siquiera podéis imaginar en qué momento va a venir el Hijo del hombre.

    El siervo infiel

    41. Pedro le preguntó: - Señor, esta parábola, ¿se refiere solamente a nosotros o a todos?

    42. El Señor le contestó: - Vosotros portaos como el administrador fiel e inteligente a quien su amo pone al frente de la casa y le encarga que a su hora tenga dispuestas las raciones de comida para la servidumbre.

    43. ¡Feliz aquel criado al que el amo, al llegar, le encuentra cumpliendo con su deber!

    44. Os aseguro que le confiará el cuidado de toda su hacienda.

    45. Pero si, por el contrario, ese criado se vale de su cargo para maltratar en ausencia del amo a los demás criados y criadas y para comer y beber hasta emborracharse,

    46. un día llegará de improviso el amo y le castigará severamente. Le dará lo que se merece: un lugar entre los que son sorprendidos en infidelidad.

    47. El criado que sabe lo que su amo exige, pero no se prepara para el servicio ni obedece, será castigado con severidad.

    48. En cambio, el criado que ignora lo que su amo exige y que, ignorándolo, hace algo merecedor de castigo, también será castigado, pero con menos severidad. Al que mucho se le ha dado, mucho le será exigido; al que mucho se le confía, mucho más se le pedirá.

    Jesús, causa de división

    49. Yo he venido para traer fuego al mundo, y ¡cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo!

    50. Pero hay una prueba que he de pasar, un bautismo que me llena de angustia hasta que se haya cumplido.

    51. ¿Creéis que he venido a traer paz al mundo? Os digo que no, sino que he venido a traer división.

    52. Porque de ahora en adelante, en una familia de cinco personas se pondrán tres en contra de dos, y dos en contra de tres.

    53. El Padre se pondrá en contra del hijo, y el hijo en contra del padre; la madre en contra de la hija, y la hija en contra de la madre; la suegra en contra de la nuera, y la nuera en contra de la suegra.

    ¿Cómo no reconocéis este tiempo?

    54. Dijo también Jesús a la gente: - Cuando veis que una nube aparece por poniente, decís que va a llover, y así sucede.

    55. Y cuando sopla en viento del sur, decís que hará calor, y lo hace.

    56. ¡Hipócritas! Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, y, en cambio, no sois capaces de interpretar el tiempo en que vivís.

    Arréglate con tu adversario

    57. ¿Por qué no sois capaces de juzgar con rectitud?

    58. Si alguien te demanda ante las autoridades, esfuérzate por llegar a un acuerdo con él mientras puedas hacerlo; no seas que tu adversario te entregue al juez, y el juez a los guardias, y los guardias te metan en la cárcel.

    59. Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues tu último céntimo de tu deuda.