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miércoles, julio 17, 2024
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    Marcos 13 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Jesús predice la destrucción del templo

    1. Cuando Jesús salía del templo, uno de sus discípulos le dijo: - Maestro, ¡mira qué hermosura de piedras y construcciones!

    2. Jesús le contestó: - ¿Ves esas grandiosas edificaciones? Pues de ellas no quedará piedra sobre piedra. ¡Todo será destruido!

    Señales antes del fin

    3. Entonces se fueron al monte de los Olivos. Jesús se sentó allí, de cara al templo; y acercándose a él, a solas, Pedro, Santiago, Juan y Andrés, le preguntaron:

    4. - Dinos, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Cómo sabremos que esas cosas están a punto de realizarse?

    5. Jesús les contestó: - Tened cuidado de que nadie os engañe.

    6. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: "Yo soy el Mesías" , y engañarán a mucha gente.

    7. Cuando oigáis alarmas de guerras y rumores de conflictos bélicos, no os alarméis. Aunque todo eso ha de suceder, todavía no será el fin.

    8. Se levantarán unas naciones contra otras, y unos reinos contra otros, y por todas partes habrá terremotos y hambres. Estas calamidades serán sólo el principio de los males que han de sobrevenir.

    9. Mirad por vosotros mismos. Os entregarán a las autoridades y os golpearán en las sinagogas. Por causa mía os llevarán ante gobernadores y reyes para que deis vuestro testimonio delante de ellos.

    10. Pues antes del fin ha de ser anunciada a todas las naciones la buena noticia de la salvación.

    11. Pero, cuando os conduzcan para entregaros a las autoridades, no os preocupéis por lo que habéis de decir, pues en aquel momento os dará Dios las palabras oportunas. No seréis vosotros quienes habléis, sino el Espíritu Santo.

    12. Entonces los hermanos entregarán a sus hermanos y harán que los maten. Los padres entregarán a sus hijos, y los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán.

    13. Todos os odiarán por causa mía; pero el que se mantenga firme hasta el fin, se salvará.

    14. Cuando veáis que el ídolo abominable de la devastación está en el lugar donde no debe estar (medite en esto el que lo lea), entonces los que están en Judea huyan a las montañas;

    15. el que esté en la azotea no baje ni entre en casa a recoger ninguna de sus cosas;

    16. el que esté en el campo no vuelva a casa ni siquiera para recoger su manto.

    17. ¡Ay de las mujeres embarazadas y de las que en esos días estén criando!

    18. Orad para que todo esto no suceda en invierno,

    19. porque en aquellos días habrá tanto sufrimiento como no lo ha habido desde que Dios creó el mundo hasta ahora ni volverá a haberlo jamás.

    20. Si el Señor no acortara ese tiempo, nadie podría salvarse. Pero él lo acortará por causa de los que ha elegido.

    21. Si alguien os dice entonces: "Mirad, aquí está el Mesías" , o "Mirad, está allí" , no lo creáis.

    22. Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas, que harán señales milagrosas y prodigios con objeto de engañar, si fuera posible, incluso a los que Dios ha elegido.

    23. ¡Tened cuidado! Os lo advierto todo de antemano.

    La venida del Hijo del Hombre

    24. Cuando hayan pasado los sufrimientos de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna perderá su brillo;

    25. las estrellas caerán del cielo y las estructuras del universo se tambalearán.

    26. Entonces se verá llegar al Hijo del hombre en las nubes con gran poder y gloria.

    27. Y él enviará a los ángeles para que convoquen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo a otro de la tierra y del cielo.

    28. Fijaos en el ejemplo de la higuera: cuando veis que sus ramas se ponen tiernas y comienzan a brotarles las hojas, conocéis que el verano se acerca .

    29. Pues de la misma manera, cuando veáis esto que os anuncio, sabed que el fin está cerca, a las puertas.

    30. Os aseguro que no pasará la actual generación hasta que todo esto acontezca.

    31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

    32. En cuanto al día y la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo. Solamente el Padre lo sabe.

    33. Por tanto, procurad estar despiertos, porque no sabéis cuándo llegará el momento.

    34. Es como un hombre que al irse de viaje, antes de salir de casa, deja las cosas a sus criados, haciendo a cada uno responsable de su propia obligación, y al portero le encarga que vigile bien.

    35. Estad en vela también vosotros, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, de madrugada o por la mañana.

    36. ¡Que no os encuentre dormidos, aunque venga de improviso!

    37. Y esto que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Estad alerta!