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miércoles, julio 17, 2024
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    Mateo 23 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

    Jesús acusa a escribas y fariseos

    1. Jesús dijo entonces a todos los que estaban allí y a sus propios discípulos:

    2. - Los maestros de la Ley y los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés.

    3. Así que vosotros debéis hacer y guardar lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque ellos mismos no hacen lo que enseñan.

    4. Echan cargas pesadas sobre los hombros de los demás, pero ellos no están dispuestos a tocarlas ni siquiera con un dedo.

    5. Todo lo hacen para que la gente los mire. Usan filacterias más anchas y flecos más largos que ningún otro,

    6. les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes, ser saludados en público, sentarse en los lugares preferentes en las sinagogas

    7. y que la gente les llame "maestros".

    8. Vosotros, en cambio, no os hagáis llamar "maestros", porque vuestro único maestro es Cristo. Vosotros sois hermanos unos de otros.

    9. Ni tampoco llaméis "padre" a nadie en este mundo, porque vuestro único padre es el que está en el cielo.

    10. Ni tampoco os hagáis llamar "preceptores", porque vuestro único preceptor es Cristo.

    11. El más grande entre vosotros es aquel que está dispuesto a servir a los demás.

    12. El que pretenda ser superior a los demás, será humillado; pero el que a sí mismo se humille, ése será ensalzado.

    13. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas, que cerráis a todos la entrada en el reino de Dios! Ni entráis vosotros ni dejáis que entren los demás.

    14. [¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas, que devoráis las haciendas de las viudas y que para disimular pronunciáis largas oraciones! Por eso vosotros recibiréis mayor castigo.]

    15. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas, que recorréis tierra y mar en busca de un prosélito, y, cuando lo habéis conseguido, hacéis de él un hijo de la gehena dos veces peor que vosotros mismos!

    16. ¡Ay de vosotros, guías de ciegos, que decís: "Jurar por el templo no compromete a nada. Lo que compromete es jurar por el oro del templo" !

    17. ¡Estúpidos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo por el que el oro queda consagrado?

    18. Y decís también: "Jurar por el altar no compromete a nada. Lo que compromete es jurar por la ofrenda que está sobre el altar."

    19. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar por el que la ofrenda queda consagrada?

    20. El que jura por el altar, jura también por todo lo que hay en él;

    21. el que jura por el templo, jura también por aquel que vive en él.

    22. Y el que jura por el cielo, jura también por el trono de Dios y por Dios mismo, que se sienta en ese trono.

    23. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero no os preocupáis de lo más importante de la Ley, que es la justicia, la misericordia y la fe !Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin dejar de cumplir también lo otro.

    24. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!

    25. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro siguen sucios con el producto de vuestra rapacidad y codicia!

    26. ¡Fariseo ciego, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera!

    27. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muerto y podredumbre!

    28. Así también vosotros: os hacéis pasar por justos delante de la gente, pero vuestro interior está lleno de hipocresía y maldad.

    29. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! Construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los justos,

    30. y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no nos habríamos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas."

    31. Con eso demostráis, contra vosotros mismos, que sois descendientes de los que asesinaron a los profetas.

    32. ¡Rematad, pues, vosotros la obra que comenzaron vuestros antepasados!

    33. ¡Serpientes! ¡Hijos de víbora! ¿Cómo podréis escapar al castigo de la gehena!

    34. Oídme bien: yo voy a enviaros mensajeros, sabios y maestros de la Ley; a unos mataréis y crucificaréis, a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad.

    35. De ese modo os haréis culpables de toda la sangre inocente derramada en este mundo, desde la sangre de Abel el justo hasta la de Zacarías, el hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar.

    36. ¡Os aseguro que el castigo merecido caerá sobre esta gente de hoy!

    Lamento de Jesús sobre Jerusalén

    37. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, y tú no has querido!

    38. Oídme bien: vuestra ciudad va a quedar desierta.

    39. Porque os digo que no volveréis a verme hasta el momento en que digáis: "Bendito el que viene en nombre del Señor! "