32.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    2 Reyes 7 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    1. Eliseo ahora dijo: “Escuchen la palabra de Jehová. Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Mañana como a esta hora una medida de sea de flor de harina valdrá un siclo, y dos medidas de sea de cebada valdrán un siclo en el paso de entrada de Samaria’”.

    2. Ante eso, el adjutor sobre cuya mano estaba apoyándose el rey contestó al hombre del Dios [verdadero] y dijo: “Si Jehová estuviera haciendo compuertas en los cielos, ¿pudiera suceder esta cosa?”. A lo que dijo él: “Mira que lo vas a ver con tus propios ojos, pero de ello no comerás”.

    3. Y había cuatro hombres, leprosos, que se hallaban en la entrada de la puerta; y empezaron a decirse el uno al otro: “¿Por qué nos quedamos sentados aquí hasta que hayamos muerto?

    4. Si hubiéramos dicho: ‘Entremos en la ciudad’, cuando el hambre está en la ciudad, entonces tendríamos que morir allí. Y si en efecto nos sentamos aquí, también tendremos que morir. Ahora, pues, vengan e invadamos el campamento de los sirios. Si nos conservan vivos, viviremos; pero si nos dan muerte, entonces tendremos que morir”.

    5. Por lo tanto, se levantaron en la oscuridad vespertina para penetrar en el campamento de los sirios; y lograron llegar hasta las afueras del campamento de los sirios, y, ¡mire!, no había nadie allí.

    6. Y Jehová mismo había hecho que el campamento de los sirios oyera el sonido de carros de guerra, el sonido de caballos, el sonido de una gran fuerza militar, de manera que se dijeron unos a otros: “¡Miren! ¡El rey de Israel ha alquilado contra nosotros a los reyes de los hititas y a los reyes de Egipto para que vengan contra nosotros!”.

    7. Inmediatamente se levantaron y echaron a huir en la oscuridad vespertina, dejando sus tiendas y sus caballos y sus asnos —el campamento tal como estaba— y siguieron huyendo por su alma.

    8. Cuando estos leprosos llegaron hasta las afueras del campamento, entonces entraron en una tienda y se pusieron a comer y a beber y a llevarse de allí plata y oro y prendas de vestir, y a marcharse y esconderlos. Después de eso volvieron y entraron en otra tienda y se llevaron cosas de allí y se marcharon y las escondieron.

    9. Por fin empezaron a decirse el uno al otro: “No es recto lo que estamos haciendo. ¡Este día es un día de buenas noticias! Si titubeamos, y realmente esperamos hasta la luz de la mañana, entonces tendrá que alcanzarnos la culpa. Vamos ahora, pues, y entremos y demos informe a la casa del rey”.

    10. De manera que fueron y llamaron a los porteros de la ciudad y se lo informaron, diciendo: “Entramos en el campamento de los sirios, y, ¡miren!, no había nadie allí, ni sonido de hombre, sino solo los caballos atados y los asnos atados y las tiendas tal como estaban”.

    11. En seguida los porteros gritaron y se lo informaron a la casa del rey adentro.

    12. El rey se levantó inmediatamente de noche y dijo a sus siervos: “Permítanme declararles, por favor, lo que nos han hecho los sirios. Bien saben ellos que tenemos hambre; y por eso salieron del campamento para esconderse en el campo, diciendo: ‘Saldrán de la ciudad y los prenderemos vivos, y entraremos en la ciudad’”.

    13. Entonces uno de sus siervos contestó y dijo: “Permite que tomen, por favor, cinco de los caballos restantes que han quedado en la ciudad. ¡Mira! Son lo mismo que toda la multitud de Israel que ha quedado en ella. ¡Mira! Son lo mismo que toda la multitud de Israel que ha perecido. Y enviemos y veamos”.

    14. Por consiguiente, tomaron dos carros con caballos y el rey los envió tras el campamento de los sirios, diciendo: “Vayan y vean”.

    15. Con eso, ellos los siguieron hasta el Jordán; y, ¡mire!, todo el camino estaba lleno de prendas de vestir y utensilios que los sirios habían arrojado al irse precipitadamente. Entonces los mensajeros volvieron y se lo informaron al rey.

    16. Y el pueblo procedió a salir y a saquear el campamento de los sirios; y así una medida de sea de flor de harina vino a valer un siclo, y dos medidas de sea de cebada a valer un siclo, conforme a la palabra de Jehová.

    17. Y el rey mismo había nombrado al adjutor sobre cuya mano estaba apoyándose a que tuviera a su cargo el paso de entrada; y el pueblo siguió atropellándolo en el paso de entrada, de modo que murió, tal como había hablado el hombre del Dios [verdadero], cuando habló al tiempo en que el rey bajó a él.

    18. Así aconteció tal como había hablado el hombre del Dios [verdadero] al rey, cuando dijo: “Dos medidas de sea de cebada al valor de un siclo y una medida de sea de flor de harina al valor de un siclo llegará a haber mañana, a esta hora, en el paso de entrada de Samaria”.

    19. Pero el adjutor contestó al hombre del Dios [verdadero] y dijo: “Aunque Jehová estuviera haciendo compuertas en los cielos, ¿pudiera suceder conforme a esta palabra?”. A lo que él dijo: “Mira que lo vas a ver con tus propios ojos, pero de ello no comerás”.

    20. Así sucedió, pues, cuando el pueblo siguió atropellándolo en el paso de entrada, de modo que murió.