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sábado, agosto 17, 2024
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    2 Samuel 18 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Muerte de Absalón

    1. Y David procedió a contar la gente que estaba con él y a colocar sobre ellos jefes de millares y jefes de centenas.

    2. Además, David envió un tercio de la gente bajo la mano de Joab y un tercio bajo la mano de Abisai hijo de Zeruyá, hermano de Joab, y un tercio bajo la mano de Ittai el guitita. Entonces el rey dijo a la gente: “Yo mismo también sin falta saldré con ustedes”.

    3. Pero la gente dijo: “No debes salir, porque si de manera alguna huyéramos, no pondrían el corazón en nosotros; y si la mitad de nosotros muriéramos, no pondrían el corazón en nosotros, porque tú vales tanto como diez mil de nosotros; y ahora sería mejor, si nos quieres rendir servicio, dar ayuda desde la ciudad”.

    4. De modo que el rey les dijo: “Lo que parezca bueno a sus ojos haré”. Y el rey se quedó parado al lado de la puerta, y toda la gente misma salió por cientos y por miles.

    5. Y el rey pasó a ordenar a Joab y Abisai e Ittai, diciendo: “Traten con suavidad, por mi causa, al joven Absalón”. Y toda la gente misma oyó cuando el rey dio órdenes a todos los jefes acerca del asunto de Absalón.

    6. Y la gente continuó saliendo al campo para encontrarse con Israel; y se libró la batalla en el bosque de Efraín.

    7. Por fin la gente de Israel fue derrotada allí delante de los siervos de David, y la matanza allí resultó grande en aquel día: de veinte mil hombres.

    8. Y la batalla allí llegó a extenderse sobre toda la tierra que estaba a la vista. Además, el bosque hizo más, en cuanto a comerse a la gente, que lo que hizo la espada en comérsela aquel día.

    9. Por fin Absalón se encontró delante de los siervos de David. Y Absalón iba cabalgando sobre un mulo, y el mulo llegó a meterse debajo del ramaje de un gran árbol macizo, de modo que [a Absalón] se le quedó firmemente prendida la cabeza en el árbol grande, y él fue alzado entre los cielos y la tierra, puesto que el mulo mismo que estaba debajo de él siguió adelante.

    10. Entonces cierto hombre lo vio e informó a Joab y dijo: “¡Mira! He visto a Absalón colgando de un árbol grande”.

    11. Por lo cual Joab dijo al hombre que estaba refiriéndoselo: “¡Y qué cosa que lo viste!, y, ¿por qué no lo derribaste en tierra allí? Entonces yo hubiera tenido la obligación de darte diez piezas de plata y un cinto”.

    12. Pero el hombre dijo a Joab: “Y aunque estuviera yo pesando sobre las palmas de mis manos mil piezas de plata, no alargaría mi mano contra el hijo del rey; porque a nuestros oídos el rey les dio órdenes a ti y Abisai e Ittai, diciendo: ‘Cuiden, quienquiera [que sea], del joven, de Absalón’.

    13. De otro modo yo hubiera obrado traidoramente contra su alma y todo el asunto mismo no quedaría escondido del rey, y tú mismo tomarías una posición allá al lado”.

    14. A lo cual dijo Joab: “¡No me detenga yo así delante de ti!”. Con eso, tomó tres dardos en la palma de la mano y procedió a clavarlos en el corazón de Absalón mientras este todavía estaba vivo en el corazón del árbol grande.

    15. Entonces diez servidores que llevaban las armas de Joab fueron alrededor e hirieron a Absalón, para darle muerte.

    16. Ahora Joab tocó el cuerno, para que la gente se volviera de correr tras Israel; porque Joab había retenido a la gente.

    17. Por fin tomaron a Absalón y lo arrojaron en el bosque en un hueco grande y alzaron sobre él un montón de piedras muy grande. En cuanto a todo Israel, cada cual huyó a su hogar.

    18. Ahora bien, Absalón mismo, mientras estaba vivo, había tomado y procedido a alzarse una columna, que está en la llanura baja del Rey, porque decía: “No tengo hijo para que se conserve en recuerdo mi nombre”. De modo que llamó la columna por su propio nombre, y se le sigue llamando el Monumento de Absalón hasta el día de hoy.

    19. Ahora bien, en cuanto a Ahimáaz hijo de Sadoc, él dijo: “Déjame correr, por favor, y dar las noticias al rey, porque Jehová lo ha juzgado [para librarlo] de la mano de sus enemigos”.

    20. Pero Joab le dijo: “No eres hombre de noticias este día, y tendrás que dar las noticias otro día; pero este día no debes dar las noticias, por la razón misma de que el propio hijo del rey ha muerto”.

    21. Entonces Joab dijo al cusita: “Anda, informa al rey lo que has visto”. Con eso, el cusita se inclinó ante Joab y echó a correr.

    22. Ahimáaz hijo de Sadoc ahora volvió a decir a Joab: “Ahora deja que suceda lo que suceda, deja que yo mismo también, por favor, corra detrás del cusita”. Sin embargo, Joab dijo: “¿Por qué tienes que correr tú mismo, hijo mío, cuando no hay noticias que se hallen para ti?”.

    23. [A pesar de aquello, él dijo:] “Ahora deja que suceda lo que suceda, déjame correr”. De modo que le dijo: “¡Corre!”. Y Ahimáaz echó a correr por el camino del Distrito, y con el tiempo pasó y dejó atrás al cusita.

    24. Ahora bien, David estaba sentado entre las dos puertas. Entretanto, el atalaya se fue al techo de la puerta junto al muro. Por fin alzó los ojos y vio y, ¡mire!, había un hombre que corría solo.

    25. Así que el atalaya gritó e informó al rey, a lo que dijo el rey: “Si está solo, hay noticias en su boca”. Y seguía viniendo, acercándose constantemente.

    26. El atalaya ahora vio a otro hombre que corría. El atalaya por lo tanto gritó al portero y dijo: “¡Mira! ¡Otro hombre que corre solo!”, a lo que dijo el rey: “Este también es portador de noticias”.

    27. Y el atalaya pasó a decir: “Estoy viendo que el estilo de correr del primero es como el estilo de correr de Ahimáaz hijo de Sadoc”, a lo que dijo el rey: “Este es un hombre bueno, y con buenas noticias debe venir”.

    28. Por fin Ahimáaz gritó y dijo al rey: “¡Bien va!”. Con eso se inclinó ante el rey rostro a tierra. Y siguió diciendo: “¡Bendito sea Jehová tu Dios, que ha entregado a los hombres que alzaron la mano contra mi señor el rey!”.

    29. Sin embargo, el rey dijo: “¿Le va bien al joven Absalón?”. A esto Ahimáaz dijo: “Vi la gran conmoción cuando Joab envió al siervo del rey y a tu siervo, y no supe qué era”.

    30. De modo que el rey dijo: “Ponte a un lado, toma tu posición aquí”. En seguida él se puso a un lado y quedó de pie quieto.

    31. Y aquí venía entrando el cusita, y el cusita empezó a decir: “Acepte noticias mi señor el rey, porque Jehová te ha juzgado hoy [para librarte] de la mano de todos los que se levantaron contra ti”.

    32. Pero el rey dijo al cusita: “¿Le va bien al joven Absalón?”. A esto el cusita dijo: “Que los enemigos de mi señor el rey y todos los que se levantaron contra ti para mal lleguen a ser como el joven”.

    33. Entonces el rey se perturbó y subió a la cámara del techo sobre el paso de entrada y se puso a llorar; y esto decía al andar: “¡Hijo mío, Absalón, hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Oh, que yo pudiera haber muerto, yo mismo, en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!”.