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sábado, julio 20, 2024
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    Isaías 36 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    La invasión de Senaquerib

    1. Ahora bien, en el año catorce del rey Ezequías aconteció que Senaquerib el rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y procedió a apoderarse de ellas.

    2. Y el rey de Asiria por fin envió a Rabsaqué desde Lakís a Jerusalén, al rey Ezequías, con una pesada fuerza militar, y él procedió a detenerse junto al conducto del estanque superior, en la calzada del campo del lavandero.

    3. Entonces salieron a él Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebná el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador.

    4. Por consiguiente, Rabsaqué les dijo: “Por favor, digan a Ezequías: ‘Esto es lo que ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: “¿Qué es esta confianza en que has confiado?

    5. Has dicho (pero es la palabra de labios): ‘Hay consejo y poderío para la guerra’. Ahora bien, ¿en quién has cifrado confianza, para que te hayas rebelado contra mí?

    6. ¡Mira! Has confiado en el sostén de esta caña quebrantada, en Egipto, la cual, si un hombre se apoyara en ella, ciertamente entraría en la palma de su mano y la traspasaría. Así es Faraón el rey de Egipto para todos los que cifran su confianza en él.

    7. Y en caso de que me digas: ‘Es en Jehová nuestro Dios en quien hemos confiado’, ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado, mientras dice a Judá y Jerusalén: ‘Ante este altar deben inclinarse’?”’.

    8. Ahora, pues, sírvete hacer una apuesta con mi señor el rey de Asiria, y déjame darte dos mil caballos, [para ver] si puedes, por tu parte, poner jinetes sobre ellos.

    9. ¿Cómo, pues, podrías volver atrás el rostro de un solo gobernador de los siervos más pequeños de mi señor, mientras tú, por tu parte, cifras tu confianza en Egipto por carros y por hombres de a caballo?

    10. Y ahora, ¿será sin autorización de parte de Jehová como he subido contra este país para arruinarlo? Jehová mismo me dijo: ‘Sube contra este país, y tienes que arruinarlo’”.

    11. Ante esto, Eliaquim y Sebná y Joah dijeron a Rabsaqué: “Habla, por favor, a tus siervos en el lenguaje siríaco, porque estamos escuchando; y no nos hables en el lenguaje de los judíos a oídos de la gente que está sobre el muro”.

    12. Pero Rabsaqué dijo: “¿Acaso es a tu señor y a ti a quienes me ha enviado mi señor a hablar estas palabras? ¿No es a los hombres que se hallan sentados sobre el muro, para que ellos coman su propio excremento y beban sus propios orines con ustedes?”.

    13. Y Rabsaqué continuó de pie y clamando en alta voz en el lenguaje de los judíos, y pasó a decir: “Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

    14. Esto es lo que ha dicho el rey: ‘No los engañe Ezequías, porque él no puede librarlos.

    15. Y no los haga confiar Ezequías en Jehová, diciendo: “Sin falta Jehová nos librará. Esta ciudad no será dada en la mano del rey de Asiria”.

    16. No escuchen a Ezequías, porque esto es lo que ha dicho el rey de Asiria: “Háganme una capitulación y salgan a mí, y coma cada cual de su propia vid y cada cual de su propia higuera, y beba cada cual el agua de su propia cisterna,

    17. hasta que yo venga y realmente los lleve a una tierra semejante a su propia tierra, una tierra de grano y vino nuevo, una tierra de pan y viñas;

    18. para que Ezequías no los ilusione, diciendo: ‘Jehová mismo nos librará’. ¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada cual a su propio país de la mano del rey de Asiria?

    19. ¿Dónde están los dioses de Hamat y Arpad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim? ¿Y han librado ellos a Samaria de mi mano?

    20. ¿Quiénes hay entre todos los dioses de estos países que hayan librado su país de mi mano, para que Jehová libre a Jerusalén de mi mano?”’”.

    21. Y ellos continuaron callados y no le respondieron palabra, pues fue el mandamiento del rey, que dijo: “No deben contestarle”.

    22. Pero Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebná el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador llegaron a donde Ezequías con sus prendas de vestir rasgadas, y le refirieron las palabras de Rabsaqué.