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domingo, agosto 18, 2024
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    Jeremías 18 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    La señal del alfarero y el barro

    1. La palabra que le ocurrió a Jeremías de parte de Jehová, diciendo:

    2. “Levántate, y tienes que bajar a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras”.

    3. Y procedí a bajar a la casa del alfarero, y allí estaba él haciendo un trabajo sobre las ruedas del alfarero.

    4. Y la vasija que él estaba haciendo con el barro la echó a perder la mano del alfarero, y él volvió atrás y se puso a hacer de ella otra vasija, tal como pareció recto a los ojos del alfarero hacerla.

    5. Y la palabra de Jehová continuó ocurriéndome, y dijo:

    6. “‘¿No puedo yo hacer con ustedes justamente como este alfarero, oh casa de Israel? —es la expresión de Jehová—. ¡Miren! Como el barro en la mano del alfarero, así son ustedes en mi mano, oh casa de Israel.

    7. En cualquier momento que yo hable contra una nación y contra un reino para desarraigar[la] y para demoler[la] y para destruir[la],

    8. y esa nación realmente se vuelva de su maldad contra la cual haya hablado, yo también ciertamente sentiré pesar por la calamidad que haya pensado ejecutar en ella.

    9. Pero en cualquier momento que yo hable respecto de una nación y respecto de un reino para edificar[la] y para plantar[la],

    10. y esta realmente haga lo que es malo a mis ojos al no obedecer mi voz, yo también ciertamente sentiré pesar por el bien que yo [me] hubiera dicho que haría para su bien’.

    11. ”Y ahora di, por favor, a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Aquí voy a formar contra ustedes una calamidad y pensar contra ustedes un pensamiento. Vuélvanse, por favor, cada uno de su camino malo, y hagan buenos sus caminos y sus tratos”’”.

    12. Y ellos dijeron: “¡Es inútil! Porque tras nuestros propios pensamientos andaremos, y vamos a llevar a cabo cada cual la terquedad de su corazón malo”.

    13. Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová: “Pregunten ustedes mismos, por favor, entre las naciones. ¿Quién ha oído cosas como estas? Hay una cosa horrible que la virgen de Israel ha hecho en exceso.

    14. ¿Acaso la nieve del Líbano se irá de la roca del campo abierto? ¿O se secarán las aguas extrañas, frescas, que fluyen suavemente?

    15. Porque mi pueblo me ha olvidado, puesto que hacen humo de sacrificio a algo inútil, y puesto que hacen tropezar a los hombres en sus caminos, las sendas de mucho tiempo atrás, para andar en veredas, un camino no terraplenado,

    16. a fin de hacer de su tierra un objeto de pasmo, de qué silbar hasta tiempo indefinido. Todo el que vaya pasando junto a ella, sin excepción, se quedará mirando pasmado y sacudirá la cabeza.

    17. Como con un viento del este los esparciré delante del enemigo. La espalda, y no el rostro, les mostraré en el día de su desastre”.

    Conspiración del pueblo y oración de Jeremías

    18. Y ellos procedieron a decir: “Vengan, e ideemos contra Jeremías algunos pensamientos, porque la ley no perecerá del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni la palabra del profeta. Vengan e hirámoslo con la lengua, y no prestemos atención a ninguna de sus palabras”.

    19. De veras préstame atención, oh Jehová, y escucha la voz de mis contrarios.

    20. ¿Debe pagarse con mal el bien? Porque han excavado un hoyo para mi alma. Acuérdate de cómo estuve de pie delante de ti para hablar lo bueno hasta acerca de ellos, para volver de contra ellos tu furia.

    21. Por lo tanto, da sus hijos al hambre, y entrégalos al poder de la espada; y lleguen a ser sus esposas mujeres privadas de hijos, y viudas. Y lleguen a ser sus propios hombres aquellos a quienes la plaga mortífera mate, sus jóvenes aquellos derribados a espada en la batalla.

    22. Óigase un alarido desde sus casas, cuando de repente traigas sobre ellos una partida merodeadora. Porque han excavado un hoyo para capturarme, y han escondido trampas para mis pies.

    23. Pero tú mismo, oh Jehová, bien sabes todo su consejo contra mí para [mi] muerte. No encubras su error, y no borres ese pecado suyo de delante de ti; antes bien, que lleguen a ser aquellos a quienes se haga tropezar delante de ti. En el tiempo de tu cólera, ponte en acción contra ellos.