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domingo, agosto 18, 2024
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    Jeremías 34 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Jeremías amonesta a Sedequías

    1. La palabra que le ocurrió a Jeremías de parte de Jehová, cuando Nabucodorosor el rey de Babilonia y toda su fuerza militar y todos los reinos de la tierra, el dominio bajo su mano, y todos los pueblos, estaban peleando contra Jerusalén y contra todas sus ciudades, diciendo:

    2. “Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Ve, y tienes que decir a Sedequías el rey de Judá, sí, tienes que decirle: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Mira, voy a dar esta ciudad en la mano del rey de Babilonia, y él tendrá que quemarla con fuego.

    3. Y tú mismo no escaparás de su mano, porque sin falta serás prendido y en su mano serás dado. Y tus propios ojos verán hasta los ojos del rey de Babilonia, y su propia boca hablará aun con tu boca, y a Babilonia irás’.

    4. Sin embargo, oye la palabra de Jehová, oh Sedequías rey de Judá: ‘Esto es lo que Jehová ha dicho respecto a ti: “No morirás a espada.

    5. En paz morirás; y como con las quemas para tus padres, los reyes anteriores que te antecedieron a ti, así harán una quema para ti, y: ‘¡Ay, oh amo!’, es lo que dirán en lamento por ti, porque ‘yo mismo he hablado la mismísima palabra’, es la expresión de Jehová”’”’”.

    6. Y Jeremías el profeta procedió a hablar a Sedequías el rey de Judá todas estas palabras en Jerusalén,

    7. cuando las fuerzas militares del rey de Babilonia estaban peleando contra Jerusalén y contra todas las ciudades de Judá que quedaban, contra Lakís y contra Azeqá; porque estas, las ciudades fortificadas, eran las que quedaban entre las ciudades de Judá.

    8. La palabra que le ocurrió a Jeremías de parte de Jehová después que el rey Sedequías celebró un pacto con todo el pueblo que se hallaba en Jerusalén para proclamarles libertad,

    9. para que dejara ir libre cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, a hebreo y a hebrea, a fin de no usarlos como siervos, es decir, a un judío, que es su hermano.

    10. De manera que todos los príncipes obedecieron, y toda la gente que había entrado en el pacto para dejar ir libre cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, a fin de no usarlos más como siervos, y procedieron a obedecer y a dejar[los] ir.

    11. Pero dieron la vuelta después de aquello y empezaron a hacer volver a los siervos y a las siervas a quienes habían dejado ir libres, y se pusieron a sujetarlos como siervos y como siervas.

    12. En consecuencia, la palabra de Jehová le ocurrió a Jeremías de parte de Jehová, y dijo:

    13. “Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Yo mismo celebré un pacto con los antepasados de ustedes en el día que los saqué de la tierra de Egipto, de la casa de los siervos, diciendo:

    14. “Al cabo de siete años cada uno de ustedes debe dejar que se vaya su hermano, un hebreo, que haya llegado a ser vendido a ti y que te haya servido seis años; y tienes que dejarlo ir libre de estar contigo”. Pero los antepasados de ustedes no me escucharon, ni inclinaron su oído.

    15. Y ustedes mismos dan vuelta hoy y hacen lo que es recto a mis ojos al proclamar libertad cada uno a su compañero, y celebran un pacto delante de mí en la casa sobre la cual se ha llamado mi nombre.

    16. Entonces ustedes se vuelven atrás y profanan mi nombre y hacen volver cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, a quienes dejaron ir libres según el agrado del alma de ellos, y los sujetan para que lleguen a ser sus siervos y siervas’.

    17. ”Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Ustedes mismos no me han obedecido, en cuanto a seguir proclamando libertad cada uno a su hermano y cada uno a su compañero. ¡Miren!, voy a proclamarles una libertad —es la expresión de Jehová— a la espada, a la peste y al hambre, y ciertamente los daré para trepidación a todos los reinos de la tierra.

    18. Y de veras daré a los hombres que traspasaron mi pacto, puesto que no llevaron a cabo las palabras del pacto que celebraron delante de mí [con] el becerro que cortaron en dos para pasar entre sus pedazos;

    19. [a saber,] los príncipes de Judá y los príncipes de Jerusalén, los oficiales de la corte y los sacerdotes y toda la gente de la tierra que fueron pasando entre los pedazos del becerro...

    20. sí, de veras los daré en la mano de sus enemigos y en la mano de los que buscan su alma; y sus cuerpos muertos tienen que llegar a ser alimento para las criaturas voladoras de los cielos y para las bestias de la tierra.

    21. Y a Sedequías el rey de Judá y sus príncipes los daré en la mano de sus enemigos y en la mano de los que buscan su alma y en la mano de las fuerzas militares del rey de Babilonia que están retirándose de contra ustedes’.

    22. ”‘Aquí voy a dar la orden —es la expresión de Jehová—, y ciertamente los traeré de vuelta a esta ciudad, y tendrán que pelear contra ella y tomarla y quemarla con fuego; y de las ciudades de Judá haré un yermo desolado sin habitante’”.