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miércoles, julio 17, 2024
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    Job 2 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    1. Después llegó a ser el día en que los hijos del Dios [verdadero] entraban para tomar su puesto delante de Jehová, y Satanás también procedió a entrar allí mismo entre ellos para tomar su puesto delante de Jehová.

    2. Entonces Jehová dijo a Satanás: “¿Y tú, de dónde vienes?”. Ante esto, Satanás respondió a Jehová y dijo: “De discurrir por la tierra y de andar por ella”.

    3. Y Jehová pasó a decir a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Todavía está reteniendo firmemente su integridad, aunque tú me incitas contra él para que me lo trague sin causa”.

    4. Pero Satanás respondió a Jehová y dijo: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma.

    5. Para variar, sírvete alargar la mano, y toca hasta su hueso y su carne, [y ve] si no te maldice en tu misma cara”.

    6. Por consiguiente, Jehová dijo a Satanás: “¡Allí está en tu mano! ¡Solo ten cuidado con su alma misma!”.

    7. De manera que Satanás salió de ante la persona de Jehová e hirió a Job con un divieso maligno desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    8. Y él procedió a tomar para sí un fragmento de vasija de barro con el cual rasparse; y estaba sentado en medio de ceniza.

    9. Finalmente su esposa le dijo: “¿Todavía estás reteniendo firmemente tu integridad? ¡Maldice a Dios, y muere!”.

    10. Pero él le dijo: “Como habla una de las mujeres insensatas, tú también hablas. ¿Aceptaremos solamente lo que es bueno de parte del Dios [verdadero], y no aceptaremos también lo que es malo?”. En todo esto Job no pecó con sus labios.

    11. Y tres compañeros de Job llegaron a oír acerca de toda esta calamidad que le había sobrevenido, y procedieron a venir, cada cual de su propio lugar: Elifaz el temanita y Bildad el suhita y Zofar el naamatita. De manera que se encontraron por cita para ir y condolerse de él y consolarlo.

    12. Cuando alzaron los ojos desde lejos, no lo reconocieron entonces. Y procedieron a alzar la voz y llorar y rasgar cada cual su vestidura sin mangas y a aventar polvo hacia los cielos sobre sus cabezas.

    13. Y se quedaron sentados con él en la tierra siete días y siete noches, y no hubo nadie que le hablara una palabra, porque vieron que el dolor era muy grande.