28.1 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Juan 6 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Alimentación de los cinco mil

    1. Después de estas cosas, Jesús partió para el otro lado del mar de Galilea, o Tiberíades.

    2. Pero una gran muchedumbre continuó siguiéndole, porque contemplaban las señales que él ejecutaba en los que estaban mal.

    3. De modo que Jesús subió a una montaña, y allí estaba sentado con sus discípulos.

    4. Ahora bien, estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos.

    5. Por lo tanto, cuando Jesús alzó los ojos y observó que una gran muchedumbre venía a él, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos panes para que estos coman?”.

    6. Sin embargo, decía esto para probarlo, porque él mismo sabía lo que iba a hacer.

    7. Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no les bastan, para que cada uno reciba un poco”.

    8. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:

    9. “Aquí está un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescaditos. Pero ¿qué son estos entre tantos?”.

    10. Jesús dijo: “Hagan que los varones se reclinen como en una comida”. Bueno, había mucha hierba en el lugar. Entonces los hombres se reclinaron, en número de unos cinco mil.

    11. De modo que Jesús tomó los panes y, después de dar gracias, los distribuyó a los que estaban reclinados; igualmente también todo lo que querían de los pescaditos.

    12. Pero cuando se hubieron saciado dijo a sus discípulos: “Recojan los trozos que sobran, para que nada se desperdicie”.

    13. Por lo tanto los recogieron, y llenaron doce cestas de trozos de los cinco panes de cebada, que les sobraron a los que habían comido.

    14. Por consiguiente, cuando los hombres vieron las señales que él ejecutó, empezaron a decir: “Con certeza este es el profeta que había de venir al mundo”.

    15. Por lo tanto, Jesús, sabiendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo.

    Jesús anda sobre el mar

    16. Al anochecer, sus discípulos bajaron al mar,

    17. y, subiendo a una barca, se pusieron a cruzar el mar en dirección a Capernaum. Pues bien, ya había oscurecido, y Jesús aún no había venido a ellos.

    18. También, el mar empezó a agitarse a causa de un viento fuerte que soplaba.

    19. Sin embargo, cuando hubieron remado unos cinco o seis kilómetros, contemplaron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y se sobrecogieron de temor.

    20. Pero él les dijo: “¡Soy yo; no teman!”.

    21. Por lo tanto estuvieron dispuestos a recibirlo en la barca, y en seguida la barca llegó a la tierra a la cual trataban de ir.

    La gente busca a Jesús

    22. Al día siguiente, la muchedumbre que estaba de pie al otro lado del mar vio que no había allí otra barca sino una pequeña, y que Jesús no había entrado en la barca con sus discípulos, sino que solo sus discípulos habían partido;

    23. pero barcas de Tiberíades llegaron cerca del lugar donde habían comido el pan después que el Señor hubo dado gracias.

    24. Por lo tanto, cuando la muchedumbre vio que no estaba allí Jesús, ni sus discípulos, subieron a sus barquillas y fueron a Capernaum para buscar a Jesús.

    Jesús, el pan de vida

    25. Entonces, al hallarlo al otro lado del mar, le dijeron: “Rabí, ¿cuándo llegaste acá?”.

    26. Jesús les contestó y dijo: “Muy verdaderamente les digo: Ustedes me buscan, no porque vieron señales, sino porque comieron de los panes y quedaron satisfechos.

    27. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, que el Hijo del hombre les dará; porque sobre este el Padre, sí, Dios, ha puesto su sello [de aprobación]”.

    28. Por lo tanto le dijeron: “¿Qué haremos para obrar las obras de Dios?”.

    29. En respuesta, Jesús les dijo: “Esta es la obra de Dios: que ejerzan fe en aquel a quien Ese ha enviado”.

    30. Por consiguiente le dijeron: “¿Qué ejecutas tú de señal, entonces, para que [la] veamos y te creamos? ¿Qué obra haces?

    31. Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, así como está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’”.

    32. Entonces Jesús les dijo: “Muy verdaderamente les digo: Moisés no les dio el pan del cielo, pero mi Padre sí les da el verdadero pan del cielo.

    33. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da vida al mundo”.

    34. Por lo tanto le dijeron: “Señor, siempre danos este pan”.

    35. Jesús les dijo: “Yo soy el pan de la vida. Al que viene a mí, de ninguna manera le dará hambre, y al que ejerce fe en mí no le dará sed nunca.

    36. Pero yo les he dicho: Ustedes hasta me han visto, y sin embargo no creen.

    37. Todo lo que el Padre me da vendrá a mí, y al que viene a mí de ninguna manera lo echaré;

    38. porque he bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado.

    39. Esta es la voluntad del que me ha enviado, que no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día.

    40. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.

    41. Por lo tanto, los judíos se pusieron a murmurar de él porque había dicho: “Yo soy el pan que bajó del cielo”;

    42. y empezaron a decir: “¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: ‘Yo he bajado del cielo’?”.

    43. En respuesta, Jesús les dijo: “Dejen de murmurar entre ustedes.

    44. Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga; y yo lo resucitaré en el último día.

    45. Está escrito en los Profetas: ‘Y todos ellos serán enseñados por Jehová’. Todo el que ha oído de parte del Padre, y ha aprendido, viene a mí.

    46. No que hombre alguno haya visto al Padre, salvo aquel que es de Dios; este ha visto al Padre.

    47. Muy verdaderamente les digo: El que cree tiene vida eterna.

    48. ”Yo soy el pan de la vida.

    49. Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto y sin embargo murieron.

    50. Este es el pan que baja del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y no morir.

    51. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo; si alguien come de este pan vivirá para siempre; y, de hecho, el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo”.

    52. Por eso, los judíos se pusieron a contender unos con otros, y decían: “¿Cómo puede este hombre darnos a comer su carne?”.

    53. Entonces Jesús les dijo: “Muy verdaderamente les digo: A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes.

    54. El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día;

    55. porque mi carne es verdadero alimento, y mi sangre es verdadera bebida.

    56. El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre permanece en unión conmigo, y yo en unión con él.

    57. Así como me envió el Padre viviente y yo vivo a causa del Padre, así también el que se alimenta de mí, sí, ese mismo vivirá a causa de mí.

    58. Este es el pan que bajó del cielo. No es como cuando sus antepasados comieron y sin embargo murieron. El que se alimenta de este pan vivirá para siempre”.

    59. Estas cosas las dijo enseñando en asamblea pública en Capernaum.

    Palabras de vida eterna

    60. Por lo tanto, muchos de sus discípulos, al oír esto, dijeron: “Este discurso es ofensivo; ¿quién puede escucharlo?”.

    61. Pero Jesús, conociendo en sí mismo que sus discípulos murmuraban acerca de esto, les dijo: “¿Esto los hace tropezar?

    62. ¿Qué hay, pues, si contemplaran al Hijo del hombre ascender a donde estaba antes?

    63. El espíritu es lo que es dador de vida; la carne no sirve para nada. Los dichos que yo les he hablado son espíritu y son vida.

    64. Pero hay algunos de ustedes que no creen”. Porque Jesús supo desde [el] principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo traicionaría.

    65. Así que pasó a decir: “Por esto les he dicho: Nadie puede venir a mí a menos que se lo conceda el Padre”.

    66. Debido a esto, muchos de sus discípulos se fueron a las cosas de atrás, y ya no andaban con él.

    67. Por eso Jesús dijo a los doce: “Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?”.

    68. Simón Pedro le contestó: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna;

    69. y nosotros hemos creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios”.

    70. Jesús les contestó: “Yo los escogí a ustedes, a los doce, ¿no es verdad? No obstante, uno de ustedes es calumniador”.

    71. Hablaba, en realidad, de Judas [hijo] de Simón Iscariote; porque este iba a traicionarlo, aunque era uno de los doce.