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viernes, julio 19, 2024
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    Números 16 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    La rebelión de Coré

    1. Y Coré hijo de Izhar, hijo de Qohat, hijo de Leví, procedió a levantarse, junto con Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pélez, hijos de Rubén.

    2. Y procedieron a levantarse delante de Moisés, ellos y doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, principales de la asamblea, los convocados de la reunión, hombres de fama.

    3. De modo que se congregaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: “Ya basta de ustedes, porque la entera asamblea son todos santos, y Jehová está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, deben ustedes alzarse por encima de la congregación de Jehová?”.

    4. Cuando Moisés llegó a oírlo, en seguida cayó sobre su rostro.

    5. Entonces habló a Coré y a su entera asamblea, y dijo: “Por la mañana Jehová dará a conocer quién le pertenece a él y quién es santo y quién tiene que acercársele, y quienquiera a quien él escoja se acercará a él.

    6. Hagan esto: Tomen para ustedes braserillos, Coré y toda su asamblea,

    7. y pongan fuego en ellos y coloquen incienso sobre ellos delante de Jehová mañana, y tiene que suceder que el hombre a quien Jehová escoja, él es el santo. ¡Ya basta de ustedes, hijos de Leví!”.

    8. Y Moisés pasó a decir a Coré: “Escuchen, por favor, ustedes, los hijos de Leví.

    9. ¿Les es cosa tan pequeña el que el Dios de Israel los haya separado de la asamblea de Israel para presentarlos a sí para efectuar el servicio del tabernáculo de Jehová y para estar de pie delante de la asamblea para ministrarles,

    10. y el que a ti y a todos tus hermanos contigo, los hijos de Leví, los haya hecho acercarse? Así es que ¿también tienen que tratar de conseguir el sacerdocio?

    11. Por esa razón tú y toda tu asamblea que van reuniéndose están contra Jehová. En cuanto a Aarón, ¿qué es para que murmuren contra él?”.

    12. Más tarde Moisés envió a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab, pero ellos dijeron: “¡No vamos a subir!

    13. ¿Es cosa tan pequeña el que nos hayas hecho subir de una tierra que mana leche y miel para hacernos morir en el desierto, que también procuras hacerte príncipe sobre nosotros hasta el límite?

    14. El caso es que no nos has introducido en una tierra que mane leche y miel, para que nos des una herencia de campo y viña. ¿Será acaso que quieres perforar y sacar los ojos de aquellos hombres? ¡No vamos a subir!”.

    15. Ante esto, Moisés se encolerizó mucho y dijo a Jehová: “No te vuelvas para mirar su ofrenda de grano. Ni un asno he tomado yo de ellos, ni he hecho daño a ninguno de ellos”.

    16. Entonces Moisés dijo a Coré: “Tú y toda tu asamblea, estén presentes delante de Jehová, tú y ellos y Aarón, mañana.

    17. Y tome cada uno su braserillo, y ustedes tienen que poner incienso sobre ellos y presentar cada cual su braserillo delante de Jehová, doscientos cincuenta braserillos, y tú y Aarón cada uno su braserillo”.

    18. De modo que tomaron cada cual su braserillo y pusieron fuego sobre ellos y colocaron incienso sobre ellos y se quedaron parados a la entrada de la tienda de reunión, junto con Moisés y Aarón.

    19. Cuando Coré tenía a toda la asamblea reunida contra ellos a la entrada de la tienda de reunión, entonces la gloria de Jehová se apareció a toda la asamblea.

    20. Jehová ahora habló a Moisés y Aarón, y dijo:

    21. “Sepárense de en medio de esta asamblea, para que extermine a estos en un instante”.

    22. Ante esto, ellos cayeron sobre sus rostros y dijeron: “Oh Dios, el Dios de los espíritus de toda clase de carne, ¿pecará un solo hombre y te indignarás contra la entera asamblea?”.

    23. A su vez, Jehová habló a Moisés, y dijo:

    24. “Habla a la asamblea, y di: ‘¡Retírense de alrededor de los tabernáculos de Coré, Datán y Abiram!’”.

    25. Después Moisés se levantó y fue a Datán y Abiram, y los ancianos de Israel fueron con él.

    26. Entonces habló a la asamblea, y dijo: “Apártense, por favor, de delante de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen cosa alguna que pertenezca a ellos, para que no sean barridos en todo el pecado de ellos”.

    27. Inmediatamente ellos se retiraron de delante del tabernáculo de Coré, Datán y Abiram, por todos lados, y Datán y Abiram salieron, y se plantaron a la entrada de sus tiendas, junto con sus esposas, y sus hijos y sus pequeñuelos.

    28. Entonces Moisés dijo: “En esto sabrán que Jehová me ha enviado a hacer todas estas obras, que no es de mi propio corazón:

    29. Si fuera según la muerte de toda la humanidad como murieran estas personas, y con el castigo de toda la humanidad como se les impusiera castigo, entonces no es Jehová quien me ha enviado.

    30. Pero si es algo creado que Jehová haya de crear, y el suelo tiene que abrir su boca y tragárselos, y todo cuanto les pertenece, y ellos tienen que bajar vivos al Seol, entonces de cierto sabrán ustedes que estos hombres han tratado a Jehová irrespetuosamente”.

    31. Y aconteció que, tan pronto como él hubo acabado de hablar todas estas palabras, el suelo que estaba debajo de ellos empezó a partirse.

    32. Y la tierra procedió a abrir su boca y a tragárselos a ellos y a sus casas y a todo el género humano que pertenecía a Coré, y todos los bienes.

    33. Así que abajo fueron ellos, y todos los que les pertenecían, vivos al Seol, y la tierra fue cubriéndolos, de modo que perecieron de en medio de la congregación.

    34. Y todos los israelitas que estaban en su derredor huyeron al grito de ellos, porque empezaron a decir: “¡Tenemos miedo de que la tierra nos trague a nosotros!”.

    35. Y un fuego salió de Jehová y procedió a consumir a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

    36. Jehová habló ahora a Moisés, y dijo:

    37. “Di a Eleazar hijo de Aarón el sacerdote que recoja los braserillos de dentro del incendio: ‘Y esparce allá el fuego; porque son santos,

    38. sí, los braserillos de estos hombres que pecaron contra sus propias almas. Y tienen que hacer de ellos láminas delgadas como un revestimiento para el altar, porque los presentaron delante de Jehová, de modo que quedaron santificados; y deben servir de señal a los hijos de Israel’”.

    39. Por consiguiente, Eleazar el sacerdote tomó los braserillos de cobre, que habían presentado los que habían sido quemados, y se pusieron a batirlos para hacer de ellos un revestimiento para el altar,

    40. como memoria para los hijos de Israel, a fin de que ningún hombre extraño que no sea de la prole de Aarón se acerque para hacer humear incienso delante de Jehová, y nadie llegue a ser como Coré y su asamblea, tal como le había hablado Jehová por medio de Moisés.

    41. Y precisamente al día siguiente la entera asamblea de los hijos de Israel se puso a murmurar contra Moisés y Aarón, diciendo: “Ustedes han dado muerte al pueblo de Jehová”.

    42. Y aconteció que cuando la asamblea se había congregado contra Moisés y Aarón, entonces se volvieron hacia la tienda de reunión; y, ¡mire!, la nube la cubrió, y la gloria de Jehová empezó a aparecer.

    43. Y Moisés y Aarón procedieron a venir delante de la tienda de reunión.

    44. Entonces Jehová habló a Moisés, y dijo:

    45. “Ustedes, levántense de en medio de esta asamblea, para que extermine a estos en un instante”. Ante esto, ellos cayeron sobre sus rostros.

    46. Después Moisés dijo a Aarón: “Toma el braserillo y pon en él fuego de sobre el altar, y pon incienso encima, y ve de prisa a la asamblea y haz expiación por ellos, porque la indignación ha salido del rostro de Jehová. ¡Ha comenzado la plaga!”.

    47. Aarón lo tomó en seguida, tal como había hablado Moisés, y entró corriendo en medio de la congregación; y, ¡mire!, la plaga había comenzado entre el pueblo. Así que él puso el incienso y empezó a hacer expiación por el pueblo.

    48. Y siguió parado entre los muertos y los vivos. Por fin se detuvo el azote.

    49. Y los muertos del azote ascendieron a catorce mil setecientos, aparte de los muertos a causa de Coré.

    50. Cuando por fin Aarón volvió a Moisés, a la entrada de la tienda de reunión, el azote había sido detenido.