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viernes, julio 19, 2024
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    Números 22 - Traducción del Nuevo Mundo (Testigos de Jehová)

    Balac manda llamar a Balaam

    1. Entonces los hijos de Israel partieron y acamparon en las llanuras desérticas de Moab, al otro lado del Jordán desde Jericó.

    2. Y Balac hijo de Zipor llegó a ver todo lo que Israel había hecho a los amorreos.

    3. Y Moab se atemorizó mucho del pueblo, porque era numeroso; y Moab empezó a sentir un pavor morboso a causa de los hijos de Israel.

    4. Y Moab procedió a decir a los ancianos de Madián: “Ahora esta congregación lamerá todos nuestros alrededores como el toro que lame el producto verde del campo”. Y Balac hijo de Zipor era rey de Moab en aquel tiempo en particular.

    5. Entonces él envió mensajeros a Balaam hijo de Beor en Petor, que está junto al Río de la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarlo, diciendo: “¡Mira! Un pueblo ha salido de Egipto. ¡Mira! Han cubierto la tierra hasta donde se alcanza a ver, y están morando directamente enfrente de mí.

    6. Y ahora dígnate venir, por favor; de veras maldíceme a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Quizás pueda herirlo y pueda expulsarlo del país; porque bien sé yo que aquel a quien tú bendices es bendito y aquel a quien tú maldices es maldito”.

    7. De modo que los ancianos de Moab y los ancianos de Madián viajaron con los pagos por adivinación en las manos y fueron a Balaam y le hablaron las palabras de Balac.

    8. Ante esto, él les dijo: “Alójense aquí esta noche, y ciertamente les devolveré palabra tal como Jehová me hable”. Por consiguiente, los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.

    9. Entonces Dios vino a Balaam y dijo: “¿Quiénes son estos hombres que están contigo?”.

    10. De modo que Balaam dijo al Dios [verdadero]: “Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a mí, diciendo:

    11. ‘¡Mira! El pueblo que está saliendo de Egipto, y va cubriendo la tierra hasta donde alcanza a ver el ojo. Ahora, dígnate venir; sí, exécramelo. Quizás pueda pelear contra ellos y realmente los expulse’”.

    12. Pero Dios dijo a Balaam: “No debes ir con ellos. No debes maldecir al pueblo, porque son benditos”.

    13. Después de eso, Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: “Vayan a su país, porque Jehová ha rehusado dejarme ir con ustedes”.

    14. De modo que los príncipes de Moab se levantaron y fueron a Balac y dijeron: “Balaam ha rehusado venir con nosotros”.

    15. Sin embargo, Balac volvió a enviar otros príncipes, en mayor número y más honorables que aquellos.

    16. A su vez, estos llegaron a Balaam y le dijeron: “Esto es lo que ha dicho Balac hijo de Zipor: ‘No te detengas, por favor, de venir a mí.

    17. Porque sin falta te honraré en gran manera, y todo cuanto me digas lo haré. Así es que dígnate venir, por favor. De veras exécrame a este pueblo’”.

    18. Pero Balaam contestó y dijo a los siervos de Balac: “Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría pasar más allá de la orden de Jehová mi Dios, para hacer cosa pequeña o grande.

    19. Y ahora ustedes también dígnense permanecer aquí esta noche, por favor, para que yo sepa qué más hablará Jehová conmigo”.

    20. Entonces Dios vino a Balaam de noche y le dijo: “Si es para llamarte que han venido los hombres, levántate, ve con ellos. Pero solo la palabra que yo te hable es lo que podrás hablar”.

    El ángel y el asna de Balaam

    21. Después de eso, Balaam se levantó por la mañana y aparejó su asna y se fue con los príncipes de Moab.

    22. Y la cólera de Dios empezó a encenderse porque él iba; y el ángel de Jehová procedió a apostarse en el camino para oponerle resistencia. Y él iba montado sobre su asna, y dos servidores suyos estaban con él.

    23. Y el asna llegó a ver al ángel de Jehová apostado en el camino con su espada desenvainada en la mano; y el asna trató de desviarse del camino para entrar en el campo, pero Balaam se puso a golpear al asna para volverla al camino.

    24. Y el ángel de Jehová seguía parado en la senda angosta entre las viñas, con un muro de piedra por este lado y un muro de piedra por aquel lado.

    25. Y el asna siguió viendo al ángel de Jehová y empezó a apretarse contra el muro y, así, a apretar el pie de Balaam contra el muro; y él se puso a golpearla más.

    26. El ángel de Jehová entonces volvió a pasar y se paró en un lugar angosto, donde no había modo de desviarse a la derecha ni a la izquierda.

    27. Cuando el asna llegó a ver al ángel de Jehová, entonces se echó debajo de Balaam; de modo que la cólera de Balaam se encendió, y él siguió golpeando al asna con su bastón.

    28. Por fin Jehová abrió la boca al asna y ella dijo a Balaam: “¿Qué te he hecho para que me hayas golpeado estas tres veces?”.

    29. Ante esto, Balaam dijo al asna: “Es porque me has tratado despiadadamente. ¡Si siquiera hubiera una espada en mi mano, porque ahora mismo te habría matado!”.

    30. Entonces el asna dijo a Balaam: “¿No soy yo tu asna sobre la cual has montado toda tu vida hasta el día de hoy? ¿He acostumbrado yo jamás hacerte de esta manera?”. A lo cual él dijo: “¡No!”.

    31. Y Jehová procedió a destaparle los ojos a Balaam, de modo que vio al ángel de Jehová apostado en el camino con su espada desenvainada en la mano. En seguida él se inclinó y se postró sobre su rostro.

    32. Entonces el ángel de Jehová le dijo: “¿Por qué has golpeado a tu asna estas tres veces? ¡Mira! Yo... yo he salido para oponer resistencia, porque tu camino ha sido temerario contra mi voluntad.

    33. Y el asna llegó a verme y trató de desviarse de delante de mí estas tres veces. ¡Supónte que no se hubiera desviado de delante de mí! Pues para ahora a ti mismo te hubiera matado, pero a ella la habría conservado viva”.

    34. Ante esto, Balaam dijo al ángel de Jehová: “He pecado, porque no sabía que estabas apostado en el camino para encontrarte conmigo. Y ahora, si es malo a tus ojos, déjame volver por mi camino”.

    35. Pero el ángel de Jehová dijo a Balaam: “Ve con los hombres; y nada salvo la palabra que yo te hable es lo que podrás hablar”. Y Balaam continuó yendo con los príncipes de Balac.

    36. Cuando Balac llegó a oír que Balaam había venido, en seguida salió a su encuentro a la ciudad de Moab, que está en la margen del Arnón, que se halla en la extremidad del territorio.

    37. Entonces Balac dijo a Balaam: “¿No es un hecho, positivamente, que yo he enviado a llamarte? ¿Por qué no viniste a mí? ¿No puedo yo real y verdaderamente honrarte?”.

    38. Ante esto, Balaam dijo a Balac: “Mira que he venido a ti ahora. ¿Podré yo acaso hablar algo? La palabra que Dios ponga en mi boca es lo que hablaré”.

    39. De modo que Balaam fue con Balac, y llegaron a Quiryat-huzot.

    40. Y Balac procedió a sacrificar ganado vacuno y ovejas y a enviar parte a Balaam y a los príncipes que estaban con él.

    Balaam bendice a Israel

    41. Y por la mañana aconteció que Balac fue llevando a Balaam y haciéndolo subir a Bamot-baal, para que viera desde allí a todo el pueblo.