Efesios 5 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

Andad como hijos de luz

1. Sed pues imitadores de Dios como hijos queridos;

2. y andad en amor como también el Cristo os amó y se entregó a sí mismo por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios en olor de perfume (Ex. 29:18).

3. Fornicación y toda impureza o avaricia ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos,

4. ni torpeza, ni vana palabrería, o truhanerías, cosas que no son decentes, sino más bien acción de gracias,

5. porque sabéis esto: que ningún fornicario o impuro o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino del Cristo y de Dios.

6. Nadie os engañe con vanas palabras; por estas causas en efecto viene la ira de Dios sobre los hijos de la desobediencia.

7. No os hagáis pues copartícipes de ellos;

8. porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; como hijos de luz andad,

9. porque el fruto de la luz está en toda bondad, justicia y verdad,

10. examinando lo que es agradable al Señor,

11. y no toméis parte con ellos a las obras infructuosas de las tinieblas, más bien reprendedlas;

12. porque las cosas secretamente hechas por ellos es vergonzoso hasta el decirlas,

13. mas todas reprendidas por la luz se manifiestan porque todo lo manifestado es luz (Gal. 5:19).

14. Por eso dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos y te alumbrará el Cristo.

15. Mirad pues de qué modo cuerdo andáis, no como necios, sino como cuerdos,

16. aprovechando la ocasión, porque los días son malos.

17. Por eso no seáis insensatos, sino entendidos de cuál es la voluntad del Señor;

18. y no os embriaguéis de vino en que hay exceso, sino llenaos de espíritu,

19. hablándoos a vosotros mismos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y salmeando con vuestros corazones al Señor,

20. dando gracias en todo tiempo por todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo al Dios y Padre,

Someteos los unos a los otros

21. sometiéndoos los unos a los otros en temor de Dios.

22. Mujeres, someteos a vuestros maridos como al Señor,

23. porque el hombre es cabeza de la mujer como también el Cristo es cabeza de la iglesia, el salvador del cuerpo.

24. Mas, como la iglesia se sujeta al Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo!

25. Maridos, amad a vuestras mujeres como también el Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella

26. para que la santificase, purificándola en el baño del agua, con palabras,

27. para presentarse a sí mismo gloriosa la iglesia, inmaculada, sin arruga ni algo semejante, sino que sea santa e intachable.

28. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. Quien ama a su mujer, a sí mismo se ama,

29. porque nadie jamás aborreció a su propia carne, sino la sustenta y cuida como también el Cristo a la iglesia,

30. porque miembros del cuerpo de él somos, de su carne y de sus huesos.

31. En consecuencia dejará el hombre a su padre y a la madre y se allegará a su mujer, y vendrán a ser los dos una carne (Gen. 2:34).

32. Este misterio grande es, yo digo para Cristo y para la iglesia.

33. Además cuanto a vosotros, cada uno ame, como a sí mismo, a su mujer, y la mujer que respete al marido.