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miércoles, julio 17, 2024
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    Hechos 2 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)

    La venida del Espíritu Santo

    1. Y al cumplirse el día de la Pentecostés estaban todos juntos en el mismo lugar ;

    2. y de repente vino del cielo un estruendo como de fuerte golpe de viento, y llenó toda la casa donde estaban sentados;

    3. y les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, y se posó sobre cada uno de ellos;

    4. y fueron llenados todos de espíritu santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según que el Espíritu les daba expresarse.

    5. Había pues en Jerusalem, residentes judíos, varones religiosos de toda nación de las que están debajo del cielo.

    6. Hecha esta voz, juntóse la multitud y fué sorprendida; porque los oía hablar cada uno en el propio idioma.

    7. Y estaban todos atónitos y se maravillaban, diciendo: He aquí ¿todos éstos que hablan no son galileos?

    8. y ¿cómo nosotros oímos cada uno en el propio idioma en que nacimos:

    9. Partos, medos y el-amitas y los que habitamos la Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto y Asia,

    10. Frigia y Pamfilia, Egipto y las partes de Libia cerca de Cirene, y los residentes en Roma, judíos y prosélitos,

    11. cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las grandes cosas de Dios? (Le. 1:49).

    12. Estaban pues todos atónitos, y preguntaban los unos a los otros diciendo: ¿Qué quiere ser esto?

    13. Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.

    Primer discurso de Pedro

    14. Poniéndose de pie con los once, Pedro alzó la voz, y les dirigió la palabra: Varones judíos y todos los que habitáis Jerusalem ¡os sea esto notorio, y prestad oído a mis palabras.

    15. No es pues, como vosotros suponéis, que éstos están embriagados, pues es la tercera hora del día,

    16. sino que esto es lo dicho por el profeta Joel:

    17. Y será en los postreros días, dice Dios, que derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos, y vuestras hijas, y vuestros jóvenes verán visiones y vuestras ancianos soñarán sueños,

    18. y aun sobre mis esclavos y mis esclavas en aquellos días derramaré de mi espíritu, y profetizarán.

    19. Y daré prodigios en el cielo arriba y señales abajo en la tierra, sangre y fuego, columnas de humo.

    20. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, el grande y manifiesto.

    21. Y será que todo el que invocare el nombre del Señor será salvado (Joel 2:32).

    22. ¡Varones israelitas! oíd estas palabras: A Jesús, el nazareno, varón demostrado por Dios a vosotros con fuerzas y prodigios y señales que hizo Dios por él en medio de vosotros, como vosotros mismos sabéis,

    23. a éste entregado por el determinado consejo y presciencia de Dios, clavándolo por manos inicuas, le quitasteis la vida,

    24. al cual Dios levantó librándolo de la muerte por cuanto no era posible ser él retenido por ella.

    25. David pues dice de él:"Veía al Señor delante de mí siempre, porque está a mi diestra para que no sea removido.

    26. Por eso se alegró mi corazón, y regocijóse mi lengua, y aun también mi carne descansará en esperanza,

    27. porque no abandonarás mi alma en la morada de los muertos, ni consentirás que tu santo vea corrupción.

    28. Me hiciste conocer los caminos de vida, me llenarás de gozo con tu presencia."

    29. ¡Varones hermanos! se puede deciros con franqueza del patriarca David que también murió y fué sepultado, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy.

    30. Siendo pues profeta, y sabiendo que con juramento le prometió Dios que del fruto de sus lomos haría sentar a uno de sus descendientes sobre su trono,

    31. previéndolo, habló de la resurrección del Cristo, que ni fué abandonado en la morada de los muertos, ni la carne de él vio corrupción.

    32. A este Jesús levantó el Dios, del cual todos nosotros somos testigos.

    33. Por la diestra de Dios, pues, elevado, y recibiendo del Padre la promesa del santo Espíritu, derramó esto que ahora vos otros veis y oís.

    34. Porque David no subió a los cielos, mas él dice: Dijo el Señor a mi señor: Asiéntate a mi diestra,

    35. hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. (Sal. 110:1).

    36. Sepa, pues, certísimamentc toda la casa de Israel que Dios hizo Señor y Cristo a este Jesús que vosotros crucificasteis.

    37. Oyéndolo, se les quebrantó el corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: ¿Qué haremos? varones hermanos.

    38. y Pedro les dijo: Convertios y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesu-Cristo en remisión de pecados, y recibiréis el don del santo Espíritu.

    39. A vosotros pues es hecha la promesa, y a vuestros hijos y a todos los que están lejos, a cuantos quiera que llamare el Señor nuestro Dios.

    40. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvados de esta generación perversa.

    41. Los que pues con gusto recibieron su palabra fueron bautizados, y fueron agregadas en aquel día como tres mil personas.

    42. Y perseveraban en la enseñanza de los apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.

    La vida de los primeros cristianos

    43. Hubo en toda alma temor, y muchas maravillas y señales se hicieron por los apóstoles.

    44. Y todos los creyentes estaban en el mismo lugar y tenían todas cosas comunes,

    45. y vendían las propiedades y las haciendas, y las repartían a todos según que uno había menester.

    46. Cada día, asistiendo unánimes en el templo, rompiendo el pan de casa en casa participaban del alimento con alegría y sencillez de corazón,

    47. alabando a Dios y teniendo favor para con todo el pueblo. Y el Señor agregaba cada día a los salvados en uno.