Lucas 19 - Pablo Besso (Nuevo Testamento)Jesús y Zaqueo1. Entrando en Jericó Jesús la atravesaba 2. y he aquí un varón llamado Zaqueo, él era jefe de publicanos, y él era rico 3. y procuraba ver a Jesús quién era y no podía a causa de la multitud, porque era pequeño de estatura. 4. Y corriendo adelante subióse a un sicómoro, para verle, porque por allí había de pasar. 5. Y como llegó a este lugar, Jesús, alzando los ojos, le vio y díjole: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy en tu casa me es menester posar. 6. Y se apresuró a bajar y le recibió con gozo. 7. Y viendo esto todos murmuraban entre sí, diciendo: En casa de un varón pecador, entró a posar. 8. Puesto en pie. Zaqueo dijo al Señor: He aquí la mitad de mis bienes, Señor, doy a los pobres; y si en algo defraudé a alguien devuelvo el cuádruple. 9. Díjole Jesús: hoy vino la salvación a esta casa, puesto que también él es hijo de Abraham, 10. porque vino el hijo del hombre a buscar y a salvar lo que se había perdido. Parábola de las diez minas11. Oyendo ellos esto, prosiguiendo dijo una parábola por estar él cerca de Jerusalem y porque ellos pensaban que inmediatamente debía manifestarse el reino de Dios. 12. Dijo pues: Un hidalgo se partió a un país lejano a recibir un reinado y volverse. 13. Llamando diez siervos suyos dióles diez minas, y díjoles: Negociad en tanto que venga. 14. Mas sus conciudadanos le aborrecían y enviaron tras él una embajada diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15. Y aconteció, al volverse después de recibir el reinado, que mandó llamar a estos siervos a quienes había dado el dinero, para saber qué negocio había hecho cada uno. 16. Se presentó el primero, diciendo: Señor, tu mina produjo diez minas 17. y díjole: ¡Bien! buen siervo, porque en poco fuiste fiel, ten autoridad sobre diez ciudades. 18. Y vino el segundo, diciendo: ¡Señor! tu mina produjo cinco minas 19. y dijo también a éste: Y tú seas puesto sobre cinco ciudades. 20. Otro vino diciendo: ¡Señor! he aquí tu mina que tenía guardada en un pañuelo, 21. pues te temía porque eres hombre severo; sacas lo que no depositaste y siegas lo que no sembraste. 22. Díjole: Por tu boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy hombre severo, sacando lo que no deposité, y segando lo que no sembré, 23. y ¿por qué no diste mi dinero al banco? y yo volviendo con interés lo hubiera cobrado. 24. Y a los presentes dijo: Quitadle la mina y dadla al que tiene las diez minas. 25. Y le dijeron: ¡Señor! ya tiene diez minas. 26. Os digo pues, que a todo el que tiene, le será dado; mas al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado. 27. Además a aquellos, mis enemigos que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traedlos acá y degolladlos delante de mí. La entrada triunfal en Jerusalén28. Y dicho esto, caminaba delante, subiendo a Jerusalem. 29. Y aconteció al llegar a Betfagé y Betania, hacia el monte llamado de los olivos, envió a dos de sus discípulos 30. diciendo: Id a la aldea que está en frente; al entrar en ella hallaréis un pollino atado sobre el cual ningún hombre se sentó jamás. Desatadlo y traedlo. 31. Y si alguien os preguntare ¿por qué lo desatáis?, les diréis así: El Señor lo ha menester. 32. Habiendo ido los enviados hallaron como les había dicho 33. v cuando desataban el pollino les dijeron los dueños de él: ¿por qué desatáis el pollino? 34. Y ellos dijeron: porque el Señor lo ha menester. 35. Y trajéronlo a Jesús y echando sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús. 36. Como él avanzaba, tendían sus mantos en el camino. 37. Al aproximarse él a la bajada del monte de los Olivos, comenzó toda la multitud de los discípulos, regocijados a alabar a Dios a gran voz por todos los milagros que habían visto, 38. diciendo: Bendecido el rey que viene en el nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en los altos lugares. 39. Y algunos de los fariseos de la muchedumbre le dijeron: ¡Maestro! Reprende a tus discípulos 40. y él les respondió: Digoos que si éstos callaren, las piedras clamarán. 41. Y como se acercó, viendo la ciudad lloró sobre ella, 42. diciendo: ¡Si supieses tú también al menos, en este día tuyo, lo que importa a tu paz! mas ahora se encubrió a tus ojos. 43. Porque vendrán días sobre ti, y te rodearán tus enemigos con trincheras, y te cercarán y te estrecharán de todas partes 44. y te derribarán a ti y a tus hijos en ti y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el momento de tu visitación. Purificación del templo45. Y entrando en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban, 46. diciéndoles: Escrito está: Mi casa, casa de oración es, mas vosotros la hicisteis cueva de ladrones. 47. Y estaba enseñando cada día en el templo; mas los principales sacerdotes y los escribas y también los primeros del pueblo, procuraban matarle 48. y no hallaban qué hacer porque todo el pueblo estaba pendiente de sus labios, oyéndole. O A |