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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 8 - Palabra de Dios para Todos

    Jesús sana a un leproso

    1. Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, mucha gente lo seguía.

    2. Entonces un leproso se arrodilló delante de él y le dijo: -Señor, si quieres, puedes quitarme esta enfermedad.

    3. Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo: -Sí quiero. ¡Sana ya! En ese mismo instante se le quitó la lepra.

    4. Jesús le dijo: -No se lo cuentes a nadie. Ve y preséntate ante el sacerdote y da la ofrenda que Moisés ordenó. Esto mostrará ante la gente el poder de Dios.

    Jesús sana al siervo de un centurión

    5. Jesús fue al pueblo de Capernaúm y cuando entró allí vino un capitán romano a pedirle ayuda.

    6. El capitán le dijo: -Señor, mi siervo está en cama, no se puede mover y tiene un dolor terrible.

    7. Entonces Jesús le dijo: -Iré a sanarlo.

    8. El capitán le contestó: -Señor, no merezco que vayas a mi casa, pero tan sólo da la orden y mi siervo quedará sanado.

    9. Sé esto porque yo estoy bajo la autoridad de mis superiores y a la vez tengo a muchos soldados bajo mi autoridad. Si le digo a un soldado: 'Ve', él va. Si le digo a otro: 'Ven', él viene. Y si le digo a mi siervo: 'Haz esto', él lo hace.

    10. Cuando Jesús escuchó esto, se admiró mucho y les dijo a los que lo seguían: -Les digo la verdad: nunca he visto en Israel a nadie con tanta fe.

    11. Además les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y participarán en un banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de Dios.

    12. Pero los que nacieron para tener el reino serán expulsados. Estarán en la oscuridad, donde llorarán y crujirán los dientes de dolor.

    13. Entonces Jesús le dijo al capitán: -Ve a tu casa, tu siervo sanará así como lo creíste. Y en ese mismo instante el siervo fue sanado.

    Jesús sana a la suegra de Pedro

    14. Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, vio que la suegra de Pedro estaba en cama y tenía fiebre alta.

    15. Jesús tocó su mano y la fiebre la dejó. Entonces ella se levantó y empezó a atenderlos.

    16. Al anochecer, la gente le trajo a Jesús muchos atormentados por demonios y él ordenó a los espíritus que salieran. Sanó a todos los que estaban enfermos.

    17. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías: "Él quitó todas nuestras dolencias y se llevó nuestras enfermedades".

    Los que querían seguir a Jesús

    18. Jesús vio la gran multitud que lo seguía y ordenó a sus seguidores que se fueran al otro lado del lago.

    19. Un maestro de la ley se acercó a él y le dijo: -Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.

    20. Entonces Jesús le dijo: -Las zorras tienen sus madrigueras y las aves tienen sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene un lugar donde descansar la cabeza.

    21. Otro seguidor de Jesús le dijo: -Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre y después te seguiré.

    22. Pero Jesús le dijo: -Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.

    Jesús calma la tempestad

    23. Jesús subió al bote y sus seguidores lo acompañaron.

    24. Entonces se desató una gran tormenta y las olas estaban cubriendo el bote. Pero Jesús estaba durmiendo.

    25. Entonces los seguidores se acercaron y lo despertaron diciendo: -¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos ahogando!

    26. Jesús les dijo: -¿Por qué son tan cobardes, hombres de poca fe? Jesús se levantó y dio órdenes al viento y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.

    27. Ellos no lo podían creer y decían: -¿Quién es este hombre que hasta el viento y las olas lo obedecen?

    Los endemoniados gadarenos

    28. Jesús llegó a la otra orilla del lago, a la región de los gadarenos. Se le acercaron de entre las tumbas dos hombres poseídos por demonios. Vivían allí y eran muy violentos, por lo que nadie podía pasar por ahí.

    29. De pronto ellos gritaron: -¿Qué quieres de nosotros, hijo de Dios? ¿Has venido antes de tiempo para castigarnos?

    30. A lo lejos había muchos cerdos comiendo.

    31. Entonces los demonios le rogaron a Jesús: -Si vas a expulsarnos de estos hombres, mándanos a entrar en esos cerdos.

    32. Entonces Jesús les dijo: -¡Vayan! Los demonios salieron de los hombres y entraron en los cerdos. Entonces todos los cerdos se echaron a correr pendiente abajo por el barranco, cayeron en el lago y se ahogaron.

    33. Los encargados de cuidar a los cerdos salieron huyendo. Al llegar al pueblo, contaron todo lo que había pasado e incluso lo que les pasó a los hombres que estaban poseídos.

    34. Entonces todo el pueblo salió a ver a Jesús y le pidieron que se fuera de esa región.