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sábado, agosto 17, 2024
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    Salmos 102 - Palabra de Dios para Todos

    Oración de un afligido Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento.

    1. Señor, escucha mi oración, escucha mi grito pidiéndote ayuda.

    2. No te apartes de mí cuando estoy angustiado. Escúchame, respóndeme pronto cuando ruego tu ayuda.

    3. Es que mi vida ha pasado como el humo; me arden los huesos como brasas.

    4. Ha decaído mi ánimo como la hierba marchita; hasta me olvido de comer.

    5. Tengo la piel pegada a los huesos de tanto sufrir.

    6. Parezco una lechuza en el desierto; un búho entre las ruinas.

    7. No puedo dormir, soy como un ave solitaria en el tejado.

    8. Mis enemigos me insultan todo el día; se burlan y usan mi nombre para maldecir.

    9. Mi único alimento es la tristezab; mis lágrimas se mezclan con mi bebida.

    10. Debido a tu ira y a tu enojo me levantaste y luego me derribaste.

    11. Mi vida se desvanece como una sombra; voy marchitándome como la hierba.

    12. Pero tú permanecerás para siempre, Señor; tu nombre se recordará de generación en generación.

    13. Tú te levantarás y le darás consuelo a Sión*, ya es tiempo de que tengas compasión de ella.

    14. Tus siervos les tienen cariño a sus piedras y sienten compasión de sus ruinas.

    15. Las naciones temerán el nombre del Señor y todos los reyes de la tierra te alabarán.

    16. El Señor reconstruirá la ciudad de Sión; la gente verá su gloria* de nuevo.

    17. Dios responderá las oraciones de los sobrevivientes; escuchará sus ruegos.

    18. Escriban esto para que lo sepan las próximas generaciones y que en el futuro ellos alaben al Señor.

    19. Es para cuando el Señor haya mirado desde su santuario en el cielo. Lo leerán cuando se asome a la tierra,

    20. para escuchar las oraciones del prisionero, para liberar a los condenados a muerte.

    21. Entonces, en Sión se proclamará el nombre del Señor. Lo alabarán en Jerusalén

    22. cuando las naciones y los reinos se reúnan para adorar al Señor.

    23. Él me ha dejado sin fuerzas en la mitad del camino; ha acortado mi vida.

    24. Entonces dije: «Señor, no me dejes morir a la mitad de mi vida; tú vives de generación en generación.

    25. Hace mucho tiempo, tú creaste el mundo; hiciste el cielo con tus propias manos.

    26. La tierra y el cielo se acabarán, pero tú vivirás por siempre. La tierra y el cielo se desgastarán como se desgasta la ropa. Y como se reemplaza la ropa, tú reemplazarás el cielo y la tierra; serán cambiados por completo.

    27. Pero tú, Dios, nunca cambias; vivirás por siempre.

    28. Somos tus siervos, nuestros hijos vivirán seguros, y los hijos de nuestros hijos vivirán en tu presencia».