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sábado, julio 20, 2024
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    Salmos 40 - Palabra de Dios para Todos

    Alabanza por la liberación divina (Sal. 70.1-5) Al músico principal. Salmo de David.

    1. Yo confié sinceramente en el Señor, y él escuchó mi oración.

    2. El Señor me sacó del peligro. Me sacó de la oscuridad, me llevó a un lugar seguro y me dio fortaleza para no caer.

    3. Él puso una canción nueva en mi boca, una canción de alabanza a Dios. Mucha gente verá lo que Dios ha hecho y lo alabará. Se llenarán de confianza en él.

    4. Afortunadoa el que confía en el Señor y no busca ayuda en dioses falsos.

    5. Señor, Dios nuestro, tú has hecho muchas maravillas. Tienes planes maravillosos para nosotros; eres incomparable. Le contaré a la gente sobre todas esas maravillas una y otra vez.

    6. Señor, tú me has hecho entender queb en realidad no esperas sacrificios ni ofrendas. En realidad no pides sacrificios para borrar el pecado.

    7. Así que dije: «Mírame, aquí estoy; esto ya estaba escrito sobre mí».

    8. Dios mío, deseo que se haga tu voluntad; llevo tu palabra en mi corazón.

    9. Le he dado a todo el mundo la buena noticia de tus obras maravillosas y sabes que nunca dejaré de hablar de ello, Señor.

    10. Señor, no he guardado para mí la maravilla de tus obras. He hablado publicamente de tu justicia y de tu salvación. No he escondido tu fiel amor ni tu verdad a la gran asamblea.

    11. No seas tacaño, Señor, con tu compasión. Que tu fiel amor y fidelidad me guarden para siempre.

    12. Porque se me han venido encima muchas desgracias. Mis pecados me han atrapado y no puedo escapar de ellos. Son tantos los pecados que he cometido, que he perdido todo el valor.

    13. Señor, por favor rescátame. ¡Señor, ven pronto a ayudarme!

    14. Haz que los que quieren destruirme encuentren pena y derrota. Que los que quieren hacerme daño se aparten de mí y sean derrotados.

    15. Que los que quieren insultarme queden callados a causa de su humillación.

    16. Y que los que buscan tu ayuda, encuentren dicha y felicidad. Que los que quieren tu salvación puedan alabarte siempre diciendo: «¡Cuán grande es el Señor!»

    17. Señor, ten compasión de mí, aunque sea tan sólo un hombre pobre e indefenso. Dios mío, tú eres quien me ayuda y me salva. ¡No tardes en venir!