30.5 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Apocalipsis 7 - Peshita (Nuevo Testamento)

    Los 144 mil sellados

    1. Después de esto, miré a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro extremos de la Tierra deteniendo los cuatro vientos de la Tierra, para que el viento no soplara sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre los árboles.

    2. Y miré a otro ángel subiendo del oriente que tenía el sello del Dios vivo, que llamó en alta voz a los cuatro ángeles, a quienes les había sido permitido que hicieran daño a la tierra y al mar, diciendo:

    3. ¡No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que pongamos un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!

    4. Luego escuché el número de los que habían sido sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel:

    5. de la tribu de Judá, doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil;

    6. de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil;

    7. de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil;

    8. de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benjamín, doce mil.

    La multitud vestida de ropas blancas

    9. Después de esto vi, y he aquí una gran multitud de toda nación, pueblos, linajes y lenguas, la cual nadie era capaz de contar, que estaban de pie delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y palmas en sus manos,

    10. y aclamaban en alta voz, diciendo: ¡La salvación pertenece a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero!

    11. Entonces todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de las cuatro criaturas vivientes, se postraron sobre sus rostros delante de su trono, y adoraron a Dios,

    12. diciendo: ¡Amén! ¡La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por siempre y para siempre! ¡Amén!

    13. Luego uno de los ancianos volteó, y me preguntó: Éstos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde salieron?

    14. Yo le contesté: Señor mío, tú lo sabes. Luego él me dijo: Éstos son los que salieron de la Gran Aflicción, que lavaron sus vestiduras y las emblanquecieron en la sangre del Cordero.

    15. Por eso están ante el trono de Dios, y le sirven de día y de noche en su templo; y el que está sentado en el trono los cubrirá con su mano.

    16. Ya no tendrán hambre ni sed, ni caerá el sol sobre ellos, ni calor alguno,

    17. porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los conducirá a fuentes de agua viva, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.