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miércoles, julio 17, 2024
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    Gálatas 2 - Peshita (Nuevo Testamento)

    1. Luego, después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito,

    2. pero subí a causa de una revelación, y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles, dándolo a conocer en privado a los que eran considerados algo, para que no hubiera yo corrido o corra en vano.

    3. Ni siquiera Tito, que se encontraba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era gentil,

    4. a pesar de los falsos hermanos que habían venido contra nosotros para espiar la libertad que tenemos en Jesucristo, y reducirnos a esclavitud;

    5. a quienes ni siquiera por un momento nos sometimos, para que la verdad del Evangelio permaneciera con ustedes.

    6. Pero los que eran considerados algo (lo que eran, no me preocupa, porque Dios no hace acepción de personas), no contribuyeron en nada para mí,

    7. sino al contrario, cuando vieron que había sido confiado el Evangelio para la incircuncisión, como a Pedro se le había confiado el de la circuncisión

    8. (porque Aquel que operó en Pedro para el apostolado a los circuncidados, también lo hizo en mí para el apostolado a los gentiles),

    9. y cuando reconocieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Pedro y Juan, que eran considerados columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra de compañerismo, para que nosotros estuviéramos entre los gentiles y ellos entre los de la circuncisión.

    10. Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, lo cual haré con esmero.

    Pablo reprende a Pedro en Antioquía

    11. Pero cuando Pedro vino a Antioquía, lo reprendí frente a frente, porque ellos tropezaban a causa de él,

    12. porque antes de que vinieran algunos de parte de Jacobo, él comía con los gentiles, pero cuando ellos llegaron, se retraía y se apartaba, por temor a los de la circuncisión,

    13. y también los demás judíos fueron arrastrados con él en esto, de manera tal que aún Bernabé fue arrastrado por la simulación de ellos.

    14. Por eso, al ver que no se conducían rectamente de acuerdo a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a vivir como judíos?

    15. Porque si nosotros, que somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles,

    16. sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley sino mediante la fe de Jesucristo[2], también nosotros hemos creído en Jesucristo para ser justificados mediante la fe del Cristo, y no por las obras de la ley, porque por las obras de la ley ninguna carne es justificada.

    17. Pero si procurando ser justificados por el Cristo también somos hallados pecadores, ¿es, pues, por eso Jesucristo ministro de pecado? ¡De ningún modo!

    18. Porque si lo que destruí, lo mismo vuelvo a edificar, demuestro contra mí mismo que soy transgresor del mandamiento,

    19. porque mediante la ley morí para la ley, a fin de vivir para Dios,

    20. porque con el Cristo fui crucificado, y ya no vivo yo, sino que el Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.

    21. No rechazo la gracia de Dios, porque si la justicia fuera por medio de la ley, en vano murió el Cristo.