29.9 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Lucas 10 - Peshita (Nuevo Testamento)

    Misión de los setenta

    1. Después de esto, Jesús escogió de entre sus discípulos a otros setenta, y los mandó de dos en dos delante de Él a cada lugar y ciudad a donde Él iría.

    2. Y les dijo: La cosecha es mucha, pero los labradores pocos; rueguen, pues, al dueño de la cosecha que mande labradores para su cosecha.

    3. Vayan; he aquí que yo los envío como corderos en medio de lobos.

    4. No lleven bolsas, ni alforjas, ni sandalias, ni saluden a nadie por el camino.

    5. A cualquier casa donde entren, digan primeramente: "Paz sea a esta casa".

    6. Y si hay allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él, pero sino, su paz regresará a ustedes.

    7. Permanezcan, pues, en esa casa, comiendo y bebiendo lo que ellos tengan, porque el obrero es digno de su salario. No anden de casa en casa.

    8. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les sirvan;

    9. sanen a los enfermos que haya en ella, y díganles: "El reino de Dios se ha acercado a ustedes".

    10. Pero en cualquier ciudad donde entren y no los reciban, salgan a la calle y digan:

    11. "Aún el polvo de su ciudad que se pegó a nuestros pies, nos lo sacudimos contra ustedes, pero sepan esto: el reino de Dios se ha acercado a ustedes".

    12. Les digo que en aquel día se procederá con menor severidad contra Sodoma que contra esa ciudad.

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    13. ¡Ay de tí, Corazín! ¡Ay de tí, Betsaida! Porque si se hubieran realizado en Tiro o en Sidónlos milagros que se realizaron en ustedes, seguramente se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.

    14. Por tanto, se procederá con menor severidad contra Tiro y Sidón que contra ustedes en el día de juicio.

    15. Y tú Capernaum, que fuiste exaltada hasta el cielo, hasta el Seol serás derribada.

    16. El que los escucha a ustedes, a mí me escucha, y el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza, y el que me rechaza, rechaza al que me envió.

    Regreso de los setenta

    17. Cuando regresaron con gran gozo los setenta que había enviado, le dijeron: Señor nuestro, aún los espíritus malignos se someten a nosotros en tu Nombre.

    18. Y Él les dijo: Yo veía que Satanás caía desde el cielo como un rayo.

    19. He aquí, les doy autoridad para que aplasten serpientes y excorpiones y sobre todo poder del enemigo, y nada los dañará.

    20. No obstante, no se regocijen en esto, en que los espíritus malignos se someten a ustedes, sino regocíjense de que sus nombres están inscritos en el Cielo.

    Jesús se regocija

    21. Y Jesús se regocijó grandemente en el espíritu santo en ese mismo momento, y dijo: Te alabo, Padre mío, Señor de los cielos y de la Tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. Sí, Padre mío, porque así fue tu voluntad.

    22. Luego, volviéndose a sus discípulos, les dijo: Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.

    23. Y volviéndose en privado a sus discípulos, dijo: Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven,

    24. porque les digo que muchos profetas y reyes anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron, y escuchar lo que ustedes escuchan, pero no lo escucharon.

    El buen samaritano

    25. Y he aquí, se levantó cierto escriba para ponerlo a prueba, y dijo: Maestro, ¿qué podré hacer para heredar la vida eterna?

    26. Y Jesús le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

    27. Y él contestó, diciendo: "AMARÁS A YAHWEH TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODA TU ALMA, CON TODAS TUS FUERZAS Y CON TODA TU MENTE, Y A TU PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO".

    28. Jesús le dijo: Has hablado correctamente; pon esto por obra y serás salvo.

    29. Pero él, pretendiendo justificarse a sí mismo, le dijo: ¿Y quién es mi prójimo?

    30. Jesús le dijo: Cierto varón descendía de Jerusalén a Jericó cuando arremetieron contra él unos salteadores, que luego de despojarlo y golpearlo, se fueron dejándolo casi muerto.

    31. Y sucedió que descendiendo cierto sacerdote por ese mismo camino, al verlo pasó de largo.

    32. De igual modo, vino un levita y llegó a ese mismo lugar, y al verlo pasó de largo.

    33. Pero cierto samaritano que iba de viaje, llegó adonde él estaba, y al verlo sintió compasión por él,

    34. y acercándose le vendó sus heridas y les aplicó vino y aceite, y lo puso en su asno, lo llevó a un mesón y le brindó atención.

    35. A la mañana siguiente sacó dos denarios, y entregándolos al mesonero, le dijo: "Atiéndelo, y si gastas algo más, te lo pagaré cuando regrese".

    36. ¿Quién, pues de estos tres opinas tú que fue el prójimo de aquél que cayó en manos de los salteadores?

    37. Él le dijo: El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: Ve tú, y haz también lo mismo.

    Jesús visita a Marta y a María

    38. Aconteció que mientras iban ellos de camino, entró Él en cierta aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

    39. Y ella tenía una hermana que se llamaba Mariam, que vino y se sentó a los pies de nuestro Señor, y prestaba atención a sus palabras.

    40. Pero Marta, que se afanaba con las muchas ocupaciones, vino a decirle: Señor mío, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile que me ayude.

    41. Entonces le contestó Jesús, diciendo: Marta, Marta, estás afanada y ansiosa por muchas cosas,

    42. pero una sola cosa es necesaria, y Mariam ha preferido la mejor parte, la cual no le será quitada.