32.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Mateo 14 - Peshita (Nuevo Testamento)

    Muerte de Juan el Bautista

    1. Por aquel tiempo, habiéndose enterado el tetrarca Herodes de la fama de Jesús,

    2. dijo a sus siervos: Éste es Juan el Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso son realizados milagros por medio de él.

    3. Porque Herodes había aprehendido a Juan, y atándolo lo puso en prisión a causa de Herodía, esposa de su hermano Felipe,

    4. porque Juan le decía: "No te es permisible tenerla por mujer".

    5. Por eso Herodes deseaba matarlo, pero tenía temor al pueblo, porque consideraban a Juan un profeta.

    6. Pero habiendo llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodía bailó ante los invitados y fue del agrado de Herodes,

    7. por lo cual le prometió bajo juramento concederle todo cuanto ella pidiera.

    8. Y habiendo sido ella instigada por su madre, dijo: Ponme aquí en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.

    9. El rey se puso triste, pero debido a su juramento y a los invitados, mandó que se la entregaran,

    10. y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.

    11. Y trayendo su cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, quien se la llevó a su madre.

    12. Llegaron entonces sus discípulos, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura, y fueron y se lo informaron a Jesús.

    Alimentación de los cinco mil

    13. Habiéndose enterado Jesús, se apartó de allí en una barca Él solo a un lugar despoblado, pero al saberlo las multitudes, lo siguieron por tierra desde las ciudades.

    14. Cuando desembarcó, Jesús vio a las grandes multitudes y tuvo misericordia de ellos, y sanó a los enfermos.

    15. Al caer la tarde, se le acercaron sus discípulos, diciéndole: Este lugar está solitario y ya pasó la hora de comer. Despide a las multitudes para que vayan a los pueblos a comprarse alimentos.

    16. Pero Él les dijo: No es necesario que se vayan; ustedes denles de comer.

    17. Ellos le dijeron: Solamente tenemos aquí cinco panes y dos pescados.

    18. Tráiganmelos acá, les dijo Jesús.

    19. Habiendo ordenado a las multitudes sentarse en el suelo, tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, los bendijo, luego los partió, se los dio a sus discípulos y los discípulos los repartieron a las multitudes.

    20. Después de que todos comieron y se saciaron, recogieron los pedazos que sobraron y llenaron doce cestos grandes.

    21. Los que comieron fueron cinco mil varones, sin contar a las mujeres y a los niños.

    Jesús anda sobre el mar

    22. Urgió enseguida a sus discípulos a abordar la barca y a que fueran delante de Él a la ribera opuesta, mientras Él despedía a las multitudes.

    23. Habiendo despedido a las multitudes, subió a solas al monte a orar, y al caer la noche, permanecía allí solo.

    24. Estando ya la barca alejada a muchos estadios[28] de tierra, era sacudida violentamente por las olas, porque el viento le era adverso,

    25. pero a la cuarta vigilia de la noche, vino Jesús a ellos andando sobre las aguas.

    26. Al verlo los discípulos andando sobre las aguas, se turbaron, y dijeron: ¡Es un fantasma!, y empezaron a gritar de miedo,

    27. pero Jesús, hablándoles de inmediato, dijo: ¡Tengan ánimo, soy yo, no tengan miedo!

    28. Pedro, respondiéndole, dijo: Señor mío, si eres tú, mándame que vaya hacia tí sobre las aguas.

    29. Entonces Jesús le dijo: Ven. Y bajando Pedro de la barca, anduvo sobre las aguas para ir hacia Jesús,

    30. pero al darse cuenta de la fuerza del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse, y daba gritos diciendo: ¡Sálvame, Señor mío!

    31. Y tendiéndole de inmediato su mano, nuestro Señor lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

    32. Cuando ellos abordaron la barca, se calmó el viento,

    33. y los que estaban en la barca vinieron y se postraron ante Él, y dijeron: En verdad eres Hijo de Dios.

    Jesús sana a los enfermos en Genesaret

    34. Luego de haber navegado, arribaron a la región de Genesaret,

    35. y al reconocerlo los hombres de aquel lugar, mandaron avisar a todas las aldeas circunvecinas, y le llevaban a todo el que padecía algún mal,

    Jesús explica la parábola de la cizaña

    36. y le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y cuantos lo tocaban eran sanados.