32.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Mateo 16 - Peshita (Nuevo Testamento)

    La demanda de una señal

    1. Y se acercaron los fariseos y saduceos a Jesús, y para probarlo le exigieron que les mostrara una señal del Cielo,

    2. pero Él, respondiéndoles, dijo: Al caer la tarde, ustedes dicen: "Habrá buen tiempo, porque el cielo está rojizo",

    3. y por la mañana, dicen:" Hoy tendremos una tempestad, porque el cielo está rojizo y nublado". ¡Hipócritas! Saben analizar el aspecto del cielo, pero no saben discernir los signos de este tiempo.

    4. Esta raza mala y adúltera exige señal, pero no le será dada señal, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos se marchó.

    La levadura de los fariseos

    5. Al llegar sus discípulos a la orilla opuesta, habían olvidado traer pan consigo,

    6. y Él les dijo: Presten atención y tengan cuidado de la levadura de los fariseos y saduceos.

    7. Pero ellos reflexionaban entre sí, y decían: Lo dice porque no trajimos pan,

    8. pero sabiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué discurren entre sí, hombres de poca fe, que les dije esto porque no trajeron pan?

    9. ¿Aún no comprenden ni recuerdan cuántos cestos grandes recogieron de los cinco panes para los cinco mil?

    10. Ni cuántos cestos recogieron de los siete panes para los cuatro mil?

    11. ¿Cómo no comprenden que no les hablé de los panes, sino de que tuvieran cuidado con la levadura de los fariseos y saduceos?

    12. Entonces comprendieron que no les había dicho que tuvieran cuidado con la levadura del pan, sino con la doctrina de los fariseos y saduceos?

    La confesión de Pedro

    13. Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Qué dicen los hombres acerca de mí? ¿Que soy hijo de Hombre?

    14. Ellos respondieron: Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros, que eres Elías, y otros, que eres Jeremías o uno de los profetas.

    15. Él les insistió: Pero ustedes, ¿quién dicen que soy yo?

    16. Contestando Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías[29], el Hijo de Dios viviente.

    17. Entonces Jesús, contestando, le dijo: Dichoso eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi padre que está en el Cielo.

    18. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Seol no la vencerán,

    19. y yo te daré las llaves del reino del Cielo, y todo lo que ates en la Tierra, será atado en el Cielo, y lo que desates en la Tierra, será desatado en el Cielo.

    20. Luego dio órdenes a sus discípulos de que no dijeran a nadie que Él era el Mesías.

    Jesús anuncia su muerte

    21. Desde ese momento empezó Jesús a declarar a sus discípulos que habría de ir a Jerusalén, y padecer mucho de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y que se le daría muerte, pero al tercer día resucitaría.

    22. Pero Pedro, tomándolo aparte, empezó a reconvenirlo, diciéndole: ¡No permita Dios que tal cosa te acontezca, Señor mío!

    23. Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: ¡Apártate de delante de mí, oponente[30]! Me eres estorbo, porque no estás pensando en las cosas de Dios sino en las de los hombres.

    24. Luego Jesús dijo a sus discípulos: El que desee venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame,

    25. porque el que desee salvar su alma, la perderá, pero el que pierda su alma[31] por causa de mí, la encontrará.

    26. Porque, ¿qué provecho obtendría un hombre si ganara el mundo entero, pero perdiera su alma? ¿O qué podrá ofrecer un hombre por su alma?

    27. Porque el Hijo del Hombre habrá de venir en la gloria de su Padre con sus santos ángeles, y entonces RECOMPENSARÁ A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS.

    28. De cierto les digo que hay algunos de los que están aquí, que no experimentarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre que viene en su reino.