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viernes, agosto 16, 2024
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    Mateo 5 - Peshita (Nuevo Testamento)

    El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

    1. Y viendo Jesús a las multitudes, subió al monte, y habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos,

    2. y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

    3. Dichosos los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino del Cielo.

    4. dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados;

    5. dichosos los humildes, porque ellos heredarán la Tierra.

    6. dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados;

    7. dichosos los compasivos, porque para ellos habrá misericordia.

    8. dichosos los de corazón puro, porque ellos verán a Dios;

    9. dichosos los que hacen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios;

    10. dichosos los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino del cielo;

    11. dichosos cuando los desprecien y los persigan, y digan cualquier cosa mala contra ustedes falsamente, por causa de mí.

    12. Alégrense entonces y regocíjense en gran manera, porque su recompensa es grande en el Cielo, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes.

    La sal de la tierra

    13. Ustedes son la sal de la Tierra, pero si la sal se torna insípida, ¿con qué se salará? Ya no sirve para nada, sino para ser hollada por el hombre.

    La luz del mundo

    14. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad edificada sobre un monte, no puede ocultarse.

    15. y nadie enciende una lámpara y la pone debajo de una vasija[8] sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.

    16. Así brille su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen ellos a su Padre que está en el Cielo.

    Jesús y la ley

    17. No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas, no he venido a abolir, sino a cumplir,

    18. porque de cierto les digo que hasta que los cielos y la Tierra dejen de ser, ni una yod[9] ni una tilde de la ley dejará de ser hasta que todo se cumpla.

    19. Por tanto, todo el que menosprecie uno solo de estos pequeños mandamientos y así lo enseñe a los hombres, pequeño será llamado en el reino del Cielo; pero cualquiera que los ponga por obra y los enseñe, el tal será llamado grande en el reino del Cielo.

    20. Les digo, pues, que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino del Cielo.

    Jesús y la ira

    21. Han escuchado que se dijo a los antepasados: "NO MATARÁS" ; y: "Todo el que cometa homicidio es culpable ante la corte",

    22. pero yo les digo que todo el que se encolerice con su hermano, sin razón, es culpable ante la corte; y todo el que le diga a su hermano: "Raka"[10], culpable es ante la congregación, y todo el que diga: "Idiota"[11], está condenado a la Guejana de fuego.

    23. Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y recuerdas allí que tu hermano tiene algún rencor contra tí,

    24. deja tu ofrenda allí en el altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y ven luego y presenta tu ofrenda.

    25. Reconcíliate de inmediato con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al oficial, y seas puesto en prisión.

    26. De cierto te digo: No saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuadrante.

    Jesús y el adulterio

    27. Han escuchado que se dijo: "NO COMETERÁS ADULTERIO",

    28. pero yo les digo que cualquiera que mire a una mujer para codiciarla[12], inmediatamente comete adulterio con ella en su corazón.

    29. Y si tu ojo derecho te es ocasión de tropiezo, arráncalo y échalo de tí, porque es mejor para tí que se pierda uno de tus miembros y no que sea arrojado todo tu cuerpo a la Guejana.

    30. Y si tu mano derecha te es ocasión de tropiezo, córtala y échala de tí, porque es mejor para tí que se pierda uno de tus miembros y no que sea arrojado todo tu cuerpo a la Guejana.

    Jesús y el divorcio

    31. Fue dicho: "EL QUE REPUDIE A SU ESPOSA, DELE CARTA DE DIVORCIO",

    32. pero yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, excepto por causa de fornicación, la induce a cometer adulterio, y todo el que se case con una mujer divorciada, comete adulterio.

    Jesús y los juramentos

    33. También han escuchado que se dijo a sus antepasados: "NO JURARÁS FALSAMENTE, SINO QUE CUMPLIRÁS TUS JURAMENTOS A YAHWEH",

    34. pero yo les digo: Nunca juren; ni por el Cielo, porque es el trono de Dios,

    35. ni por la Tierra, porque es el estrado debajo de sus pies; ni por Jerusalén, porque es La CIUDAD DEL GRAN REY.

    36. Ni jurarás por tu cabeza, porque es imposible que hagas en ella una parte del cabello negra o blanca,

    37. sino que su hablar sea: "Sí, sí", y: "No, no". Lo que es más de esto, procede del mal.

    El amor hacia los enemigos

    38. Han escuchado que se dijo: "OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE",

    39. pero yo les digo: No enfrenten al malvado, sino que al que te golpee en la mejilla derecha, preséntale también la otra.

    40. Y al que quiera tener pleito contigo y despojarte de la túnica, déjale también tu manto,

    41. y cuando alguno te obligue a ir una milla, ve con él dos;

    42. al que te pida, dale, y cuando alguno desee pedirte prestado, no se lo niegues.

    43. Han escuchado que se dijo: "AMA A TU PRÓJIMO y aborrece a tu enemigo",

    44. pero yo les digo: Amen a sus adversarios, bendigan al que los maldice, hagan el bien al que los aborrece y oren por los que los llevan por la fuerza y los persiguen,

    45. para que sean hijos de su Padre que está en el Cielo, porque Él hace salir su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos.

    46. Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? He aquí, ¿no hacen también lo mismo los publicanos?

    47. Y si solo a sus hermanos saludan, ¿qué hacen de más? Miren, ¿no hacen también lo mismo los publicanos?

    48. Sean, pues perfectos, tal como su Padre que está en el Cielo es perfecto.