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jueves, julio 18, 2024
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    Juan 10 - Reina Valera 1909

    Parábola del redil

    1. DE cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladrón y robador.

    2. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

    3. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y á sus ovejas llama por nombre, y las saca.

    4. Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

    5. Mas al extraño no seguirán, antes huirán de él: porque no conocen la voz de los extraños.

    6. Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía.

    Jesús, el buen pastor

    7. Volvióles, pues, Jesús á decir: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

    8. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores; mas no los oyeron las ovejas.

    9. Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

    10. El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

    11. Yo soy el buen pastor: el buen pastor su vida da por las ovejas.

    12. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye, y el lobo las arrebata, y esparce las ovejas.

    13. Así que, el asalariado, huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado de las ovejas.

    14. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.

    15. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

    16. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

    17. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla á tomar.

    18. Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla á tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

    19. Y volvió á haber disensión entre los Judíos por estas palabras.

    20. Y muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿para qué le oís?

    21. Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado: ¿puede el demonio abrir los ojos de los ciegos?

    Los judíos rechazan a Jesús

    22. Y se hacía la fiesta de la dedicación en Jerusalem; y era invierno;

    23. Y Jesús andaba en el templo por el portal de Salomón.

    24. Y rodeáronle los Judíos y dijéronle: ¿Hasta cuándo nos has de turbar el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

    25. Respondióles Jesús: Os lo he dicho, y no creéis: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

    26. Mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

    27. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;

    28. Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.

    29. Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

    30. Yo y el Padre una cosa somos.

    31. Entonces volvieron á tomar piedras los Judíos para apedrearle.

    32. Respondióles Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál obra de esas me apedreáis?

    33. Respondiéronle los Judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

    34. Respondióles Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, Dioses sois?

    35. Si dijo, dioses, á aquellos á los cuales fué hecha palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada);

    36. ¿A quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?

    37. Si no hago obras de mi Padre, no me creáis.

    38. Mas si las hago, aunque á mí no creáis, creed á las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

    39. Y procuraban otra vez prenderle; mas él se salió de sus manos;

    40. Y volvióse tras el Jordán, á aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y estúvose allí.

    41. Y muchos venían á él, y decían: Juan, á la verdad, ninguna señal hizo; mas todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.

    42. Y muchos creyeron allí en él.