30.5 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Apocalipsis 6 - Reina Valera 1865

    Los sellos

    1. Y MIRÉ cuando el Cordero hubo abierto el uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro animales diciendo como con una voz de trueno: Ven, y vé.

    2. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco; y le fué dada una corona, y salió victorioso, para que también venciese.

    3. Y cuando él hubo abierto el segundo sello, oí el segundo animal, que decía: Ven, y vé.

    4. Y salió otro caballo bermejo; y al que estaba sentado sobre él, fué dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se matasen unos a otros; y le fué dada una grande espada.

    5. Y cuando él hubo abierto el tercero sello, oí al tercer animal, que decía: Ven, y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que estaba sentado encima de él tenía un peso en su mano.

    6. Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decía: Un cheniz de trigo por un denario, y tres chenices de cebada por un denario; y no hagas daño al vino, ni al aceite.

    7. Y después que él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decía: Ven, y vé.

    8. Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba sentado sobre él, tenía por nombre Muerte, y el Infierno le seguía; y le fué dada potesdad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, y con hambre, y con mortandad, y con fieras de la tierra.

    9. Y cuando él hubo abierto el quinto sello, ví debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios, y por el testimonio que ellos tenían:

    10. Y clamaban en alta voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas, y vengas nuestra sangre de los que moran sobre la tierra?

    11. Y fuéronles dadas sendas ropas blancas, y les fué dicho, que aun reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que sus consiervos fuesen cumplidos, y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos.

    12. Y miré cuando él abrió el sexto sello; y, he aquí, fué hecho un gran terremoto; y el sol fué hecho negro como saco de pelo, y la luna fué hecha toda como sangre;

    13. Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus no sazonados higos, cuando es sacudida de un vigoroso viento:

    14. Y el cielo se apartó como un libro que es arrollado; y todo monte e islas fueron movidos de sus lugares;

    15. Y los reyes de la tierra, y los magnates, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo, y todo libre se escondieron en las cavernas, y entre las piedras de los montes;

    16. Y decían a los montes, y a las rocas: Caed sobre nosotros, y escondédnos de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:

    17. Porque el gran día de su ira es venido, ¿y quién podrá estar firme?