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miércoles, julio 17, 2024
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    Cantares 8 - Reina Valera 1865

    1. ¡OH quién te me diese, como hermano, que mamaste los pechos de mi madre! ¡Qué te hallase yo fuera, y te besase, y que no te menospreciasen!

    2. ¡Qué yo te llevase, que yo te metiese en casa de mi madre: que me enseñases, que te hiciese beber vino adobado, del mosto de mis granadas!

    3. Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.

    4. Yo os conjuro, o! hijas de Jerusalem, ¿por qué despertaréis, y por qué haréis velar al amor, hasta que él quiera?

    El poder del amor

    5. ¿Quién es esta, que sube del desierto recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté: allí tuvo dolores de tí tu madre; allí tuvo dolores la que te parió.

    6. Pónme, como un sello, sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor: duro como el sepulcro el celo: sus brasas, brasas de fuego, llama fuerte.

    7. Las muchas aguas no podrán apagar al amor: ni los ríos le cubrirán. Si diese hombre toda la hacienda de su casa por este amor, menospreciando la menospreciarán.

    8. Tenemos una pequeña hermana, que no tiene aun pechos: ¿qué haremos a nuestra hermana, cuando de ella se hablaré?

    9. Si ella es muro, edificarémos sobre él un palacio de plata. Y si fuere puerta, guarnecerla hemos con tablas de cedro.

    10. Yo soy muro, y mis pechos son como torres desde que yo fuí en sus ojos como la que halla paz.

    11. Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guradas: cada uno de los cuales traerá mil piezas de plata por su fruto.

    12. Mi viña, que es mía delante de mí: las mil piezas serán tuyas, o! Salomón; y doscientos, de los que guardan su fruto.

    13. ¡Ah la que estás en los huertos! los compañeros escuchan tu voz: házme oir.

    14. Huye, o! amado mío, y sé semejante al gamo, o al cervatillo de los ciervos, a las montañas de las especias.