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miércoles, julio 17, 2024
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    Hechos 23 - Reina Valera 1865

    1. ENTÓNCES Pablo, poniendo los ojos en el concilio, dijo: Varones y hermanos: yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy.

    2. Y el sumo sacerdote, Ananías, mandó a los que estaban cerca de él que le hiriesen en la boca.

    3. Entónces Pablo le dijo: Herirte ha Dios a tí, pared blanqueada; porque tú estas sentado para juzgarme conforme a la ley: ¿Y contra la ley me mandas herir?

    4. Y los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios vilipendias?

    5. Y Pablo dijo: No sabía yo, hermanos, que era el sumo sacerdote; porque escrito está: No hablarás mal del gobernador de tu pueblo.

    6. Entónces Pablo, viendo que la una parte era de Saduceos, y la otra de Fariseos, clamó en el concilio: Varones y hermanos, yo Fariseo soy, hijo de Fariseo, de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado.

    7. Y como hubo dicho esto, fué hecha disensión entre los Fariseos y los Saduceos; y la multitud fué dividida.

    8. (Porque los Saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; mas los Fariseos confiesan ambas cosas.)

    9. Hubo, pues, un gran clamor; y levantándose los escribas que estaban de la parte de los Fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre: que si algún espíritu le ha hablado, o un ángel, no peleemos contra a Dios.

    10. Y habiendo grande disensión, el tribuno temiendo que Pablo no fuese despedazado por ellos, mandó venir soldados y arrebatarle de en medio de ellos, y llevarle a la fortaleza.

    11. Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía Pablo: que como has testificado de mí en Jerusalem, así has de testificar también en Roma.

    Complot contra Pablo

    12. Y venido el día, algunos de los Judíos se juntaron, y prometieron debajo de maldición, diciendo, que ni comerían ni beberían hasta que hubiesen muerto a Pablo.

    13. Y eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración:

    14. Los cuales se fueron a los príncipes de los sacerdotes, y a los ancianos, y dijeron: Nosotros hemos hecho voto debajo de maldición, que no hemos de gustar nada hasta que hayamos muerto a Pablo.

    15. Ahora pues vosotros con el concilio hacéd saber al tribuno, que le saque mañana a vosotros, como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, ántes que él llegue, estamos aparejados para matarle.

    16. Entónces el hijo de la hermana de Pablo, oyendo de las asechanzas, vino, y entró en la fortaleza, y dió aviso a Pablo.

    17. Y Pablo llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este mancebo al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.

    18. El entónces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo llamándome, me rogó que trajese a tí este mancebo, que tiene algo que hablarte.

    19. Y el tribuno tomándole de la mano, y apartándose aparte con él, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes de que darme aviso?

    20. Y él dijo: Los Judíos han concertado rogarte que mañana saques a Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.

    21. Mas tú no confies de ellos; porque más de cuarenta varones de ellos le asechan, los cuales han hecho voto, debajo de maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.

    22. Entónces el tribuno despidió al mancebo, mandándole qué a nadie dijese que le había dado aviso de esto.

    Pablo es enviado a Félix el gobernador

    23. Y llamados dos centuriones, les mandó que apercibiesen doscientos soldados, que fuesen hasta Cesarea, y setenta de a caballo, con doscientos lanceros para la tercera hora de la noche;

    24. Y que aparejasen cabalgaduras para en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix el gobernador;

    25. Escribiendo una carta que en suma contenía esto:

    26. Claudio Lisias a Félix gobernador excelente, salud.

    27. A este varón, tomado por los Judíos, y que le comenzaban a matar, libré yo, sobreviniendo con una compañía de soldados, entendiendo que era Romano.

    28. Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos.

    29. Y hallé que le acusaban de algunas cuestiones de la ley de ellos, mas que ningún crímen tenía digno de muerte, o de prisión.

    30. Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían aparejado los Judíos, en la misma hora le envié a tí: mandando también a los acusadores que traten delante de tí lo que tienen contra él. Bien hayas.

    31. Entónces los soldados tomaron a Pablo, como les era mandado, y le trajeron de noche a Antipatris.

    32. Y el día siguiente, dejando a los de a caballo que fuesen con él, se volvieron a la fortaleza.

    33. Y como llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también a Pablo delante de él.

    34. Y el gobernador, leida la carta, preguntó de qué provincia era; y entendiendo que era de Cilicia:

    35. Te oiré, dijo, cuando vinieren también tus acusadores. Y mandó que le guardasen en la audiencia de Heródes.