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jueves, julio 18, 2024
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    Hechos 8 - Reina Valera 1865

    Saulo persigue a la iglesia

    1. Y SAULO consentía en su muerte. Y en aquel día fué hecha una grande persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalem; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

    2. Y cuidaron de la sepultura de Esteban algunos varones piadosos, e hicieron gran llanto sobre él.

    3. Empero Saulo asolaba la iglesia, entrando por las casas; y trayendo varones y mujeres, los entregaba en la cárcel.

    Predicación del evangelio en Samaria

    4. Mas los que eran esparcidos, pasaban por todas partes evangelizando la palabra.

    5. Entónces Felipe descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.

    6. Y las multitudes escuchaban atentamente unánimes las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo los milagros que hacía.

    7. Porque muchos espíritus inmundos salían de los que los tenían, dando grandes voces; y muchos paralíticos, y cojos eran sanados.

    8. Así que había gran gozo en aquella ciudad.

    9. Mas había allí un varón llamado Simón, el cual había sido ántes mágico en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande.

    10. Al cual oían todos atentamente desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este hombre es la virtud grande de Dios.

    11. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había entontecido mucho tiempo.

    12. Mas como creyeron a Felipe que les predicaba las cosas pertenecientes al reino de Dios, y el nombre de Jesu Cristo, fueron bautizados, varones y mujeres.

    13. Simón entónces, creyó él también; y bautizado, se llegó a Felipe; y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

    14. Oyendo pues los apóstoles, que estaban en Jerusalem, que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.

    15. Los cuales venidos, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo:

    16. (Porque aun no había descendido sobre alguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre del Señor Jesús.)

    17. Entónces les pusieron las manos encima, y recibieron el Espíritu Santo.

    18. Y como vió Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, ofrecióles dinero,

    19. Diciendo: Dádme también a mí esta potestad: que a cualquiera que pusiere las manos encima, reciba el Espíritu Santo.

    20. Entónces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque piensas que el don de Dios se gane por dinero.

    21. No tienes tú parte ni suerte en este negocio; porque tu corazón no es recto delante de Dios.

    22. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te será perdonado este pensamiento de tu corazón;

    23. Porque en hiel de amargura, y en prisión de iniquidad veo que estás.

    24. Respondiendo entónces Simón, dijo: Rogád vosotros por mí al Señor, que ninguna cosa de estas, que habéis dicho, venga sobre mí.

    25. Y ellos habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalem, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaban el evangelio.

    Felipe y el etíope

    26. Empero el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate, y vé hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalem a Gaza: la cual es desierta.

    27. El entónces se levantó, y fué; y he aquí un Etiope, eunuco, valido de Candaces, reina de los Etiopes, el cual tenía a su cargo todos los tesoros de ella, y había venido a adorar en Jerusalem,

    28. Se volvía, y, sentado en su carro, leía al profeta Isaías.

    29. Y el Espíritu dijo a Felipe: Llégate, y júntate a este carro.

    30. Y acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: ¿Mas entiendes lo que lees?

    31. Y él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese, y se sentase con él.

    32. Y el lugar de la Escritura que leía, era éste: Como oveja a la muerte fué llevado; y como cordero mudo delante del que le trasquila, así no abrió su boca.

    33. En su humillación su juicio fué quitado; mas su generación, ¿quién la contará? porque es quitada de la tierra su vida.

    34. Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Ruégote, ¿de quién el profeta dice esto? ¿de sí, o de otro alguno?

    35. Entónces Felipe abriendo su boca, y comenzando de esta Escritura, le evangelizó a Jesús.

    36. Y yendo por el camino, vinieron a una agua; y le dijo el eunuco: He aquí agua, ¿qué impide que yo no sea bautizado?

    37. Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo él, dijo: Creo que Jesu Cristo es el Hijo de Dios.

    38. Y mandó parar el carro; y descendieron ámbos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó.

    39. Y como subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y no le vió más el eunuco; y se fué su camino gozoso.

    40. Felipe empero se halló en Azoto; y pasando anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta que vino a Cesarea.