28.8 C
Miami
domingo, agosto 18, 2024
Más


    Job 29 - Reina Valera 1865

    Job recuerda su felicidad anterior

    1. Y TORNÓ Job a tomar su pará- bola, y dijo:

    2. ¡Quién me tornase como en los meses pasados, como en los dias cuando Dios me guardaba!

    3. Cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, a la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad.

    4. Como fuí en los dias de mi mocedad, cuando Dios era familiar en mi tienda;

    5. Cuando aun el Omnipotente estaba conmigo, y mis mozos al derredor de mí;

    6. Cuando yo lavaba mis caminos con manteca, y la piedra me derramaba ríos de aceite;

    7. Cuando salía a la puerta a juicio, y en la plaza hacía aparejar mi silla:

    8. Los mozos me veían, y se escondían, y los viejos se levantaban, y estaban en pié.

    9. Los príncipes detenían sus palabras, y ponían la mano sobre su boca.

    10. La voz de los principales se ocultaba, y su lengua se pegaba a su paladar.

    11. Cuando los oidos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio;

    12. Porque libraba al pobre que gritaba, y al huérfano que carecía de ayudador.

    13. La bendición del que se iba a perder venía sobre mí, y al corazón de la viuda hacía cantar de alegría.

    14. Vestíame de justicia, y ella me vestía como un manto, y mí toca era juicio.

    15. Yo era ojos al ciego, y piés al cojo.

    16. A los menesterosos era padre, y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia.

    17. Y quebraba los colmillos del inicuo; y de sus dientes hacía soltar la presa.

    18. Y decía: En mi nido moriré, y como arena multiplicaré dias.

    19. Mi raíz está abierta junto a las aguas, y en mis ramas permanecerá rocío.

    20. Mi honra se renueva conmigo, y mi arco se renueva en mi mano.

    21. Oíanme y esperaban, y callaban a mi consejo.

    22. Tras mi palabra no replicaban: mas mi razón destilaba sobre ellos.

    23. Y esperábanme como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.

    24. Si me reía a ellos, no lo creían; ni derribaban la luz de mi rostro.

    25. Aprobaba el camino de ellos, y sentábame en cabecera; y moraba como el rey en el ejército, como el que consuela llorosos.