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miércoles, julio 17, 2024
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    Marcos 3 - Reina Valera 1865

    El hombre de la mano seca

    1. Y OTRA vez entró en la sina- goga; y había allí un hombre que tenía una mano seca.

    2. Y le acechaban, si en sábado le sanaría, para acusarle.

    3. Entónces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate en medio.

    4. Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿salvar la vida, o matar? Mas ellos callaban.

    5. Y mirándolos en derredor con enojo, condoleciéndose de la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y su mano fué restituida sana como la otra.

    6. Entónces saliendo los Fariseos tomaron consejo con los Herodianos contra él, para matarle.

    La multitud a la orilla del mar

    7. Mas Jesús se apartó a la mar con sus discípulos; y le siguió una gran multitud de Galilea, y de Judea,

    8. Y de Jerusalem, y de Idumea, y de la otra parte del Jordan; y de los que moraban al rededor de Tiro y de Sidón, grande multitud, oyendo cuán grandes cosas hacía, vinieron a él.

    9. Y dijo a sus discípulos que una navecilla le estuviese siempre apercibida, por causa de la multitud, para que no le oprimiesen.

    10. Porque había sanado a muchos, de tal manera que caían sobre él, cuantos tenían plagas, por tocarle.

    11. Y los espíritus inmundos, en viéndole, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.

    12. Mas él les reñía mucho que no le manifestasen.

    Elección de los doce apóstoles

    13. Y subió al monte, y llamó a sí los que él quiso; y vinieron a él.

    14. Y ordenó a doce para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar;

    15. Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios:

    16. A Simón, al cual puso por sobrenombre Pedro;

    17. Y a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Santiago, y les puso por sobrenombre Boanerges, que es, Hijos de trueno;

    18. Y a Andrés, y a Felipe, y a Bartolomé, y a Mateo, y a Tomás, y a Santiago, hijo de Alfeo, y a Tadeo, y a Simón el Cananeo,

    19. Y a Júdas Iscariote, el que le entregó; y vinieron a casa.

    La blasfemia contra el Espíritu Santo

    20. Y otra vez se juntó la multitud, de tal manera que ellos ni aun podían comer pan.

    21. Y como lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.

    22. Y los escribas que habían venido de Jerusalem, decían que tenía a Belzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.

    23. Y llamándoles, les dijo por parábolas: ¿ Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?

    24. Y si un reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el tal reino.

    25. Y si una casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la tal casa.

    26. Y si Satanás se levantare contra sí mismo, y fuere dividido, no puede permanecer; mas tiene fin.

    27. Nadie puede saquear las alhajas del valiente entrando en su casa, si ántes no atare al valiente; y entónces saqueará su casa.

    28. De cierto os digo, que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren:

    29. Mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene perdón para siempre; mas está expuesto a juicio eterno.

    30. Porque decían: Tiene espíritu inmundo.

    La madre y los hermanos de Jesús

    31. Vienen pues sus hermanos y su madre, y estando de fuera, enviaron a él llamándole.

    32. Y la multitud estaba asentada al rededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos te buscan fuera.

    33. Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre, y mis hermanos?

    34. Y mirando al derredor a los que estaban sentados en derredor de él, dijo: He aquí mi madre, y mis hermanos.

    35. Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.