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miércoles, julio 17, 2024
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    Mateo 24 - Reina Valera 1865

    Jesús predice la destrucción del templo

    1. Y SALIDO Jesús del templo, íbase; y se llegaron sus discípulos, para mostrarle los edificios del templo.

    2. Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿No veis todo esto? De cierto os digo, que no será dejada aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.

    Señales antes del fin

    3. Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dínos cuando serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo.

    4. Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirád que nadie os engañe.

    5. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.

    6. Y oiréis guerras y rumores de guerras: mirád que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas aun no es el fin.

    7. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y serán pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares.

    8. Y todas estas cosas, principio de dolores.

    9. Entónces os entregarán para ser afligidos; y os matarán; y seréis aborrecidos de todas naciones, por causa de mi nombre.

    10. Y muchos entónces serán escandalizados; y se entregarán unos a otros; y unos a otros se aborrecerán.

    11. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos.

    12. Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se resfriará.

    13. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.

    14. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todas las naciones, y entónces vendrá el fin.

    15. Por tanto cuando viereis la abominación de asolamiento, que fué dicha por Daniel el profeta, que estará en el lugar santo, el que lee, entienda.

    16. Entónces los que estuvieren en Judea, huyan a los montes;

    17. Y el que sobre la techumbre, no descienda a tomar algo de su casa;

    18. Y el que en el campo, no vuelva atrás a tomar sus ropas.

    19. Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos dias!

    20. Orád pues que vuestra huida no sea en invierno, ni en día de sábado.

    21. Porque habrá entónces grande aflicción, cual no fué desde el principio del mundo hasta ahora, ni será.

    22. Y si aquellos dias no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos dias serán acortados.

    23. Entónces si alguien os dijere: He aquí, está el Cristo, o allí; no creais.

    24. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas; y darán señales grandes y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.

    25. He aquí, os lo he dicho ántes.

    26. Así que si os dijeren: He aquí, en el desierto está; no salgáis. He aquí, en las cámaras; no creais.

    27. Porque como relámpago que sale del oriente, y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.

    28. Porque donde quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán también las águilas.

    La venida del Hijo del Hombre

    29. Y luego después de la aflicción de aquellos dias, el sol se oscurecerá; y la luna no dará su lumbre; y las estrellas caerán del cielo; y las virtudes de los cielos serán conmovidas.

    30. Y entónces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo, y entónces lamentarán todas las tribus de la tierra; y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria.

    31. Y enviará sus ángeles con trompeta y gran voz; y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, del un cabo del cielo hasta el otro.

    32. De la higuera aprendéd la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.

    33. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabéd que está cercano, a las puertas.

    34. De cierto os digo, que no pasará esta generación que todas estas cosas no acontezcan.

    35. El cielo y la tierra perecerán, mas mis palabras no perecerán.

    36. Mas del día o hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.

    37. Mas como los dias de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.

    38. Porque como en los dias ántes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, tomando mujeres, y dándolas en matrimonio, hasta el día que Noé entró en el arca,

    39. Y no conocieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así será también la venida del Hijo del hombre.

    40. Entónces estarán dos en el campo; uno será tomado, y otro será dejado:

    41. Dos mujeres moliendo a un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.

    42. Velád pues, porque no sabéis a que hora ha de venir vuestro Señor.

    43. Esto empero sabéd, que si el padre de familias supiese a cual vela el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

    44. Por tanto también vosotros estád apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis.

    45. ¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual su Señor puso sobre su familia, para que les dé alimento a tiempo?

    46. Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su Señor viniere, le hallare haciendo así.

    47. De cierto os digo, que sobre todos sus bienes le pondrá.

    48. Mas si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor se tarda de venir;

    49. Y comenzare a herir sus compañeros, y aun a comer y beber con los borrachos:

    50. Vendrá el Señor de aquel siervo el día que él no espera, y a la hora que él no sabe,

    51. Y le apartará, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro, y el crujir de dientes.