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miércoles, julio 17, 2024
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    Proverbios 7 - Reina Valera 1960

    Las artimañas de la ramera

    1. Hijo mío, guarda mis razones, Y atesora contigo mis mandamientos.

    2. Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi ley como las niñas de tus ojos.

    3. Lígalos a tus dedos; Escríbelos en la tabla de tu corazón.

    4. Dí a la sabiduría: Tú eres mi hermana, Y a la inteligencia llama parienta;

    5. Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.

    6. Porque mirando yo por la ventana de mi casa, Por mi celosía,

    7. Vi entre los simples, Consideré entre los jóvenes, A un joven falto de entendimiento,

    8. El cual pasaba por la calle, junto a la esquina, E iba camino a la casa de ella,

    9. A la tarde del día, cuando ya oscurecía, En la oscuridad y tinieblas de la noche.

    10. Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, Con atavío de ramera y astuta de corazón.

    11. Alborotadora y rencillosa, Sus pies no pueden estar en casa;

    12. Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, Acechando por todas las esquinas.

    13. Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:

    14. Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos;

    15. Por tanto, he salido a encontrarte, Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.

    16. He adornado mi cama con colchas Recamadas con cordoncillo de Egipto;

    17. He perfumado mi cámara Con mirra, áloes y canela.

    18. Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; Alegrémonos en amores.

    19. Porque el marido no está en casa; Se ha ido a un largo viaje.

    20. La bolsa de dinero llevó en su mano; El día señalado volverá a su casa.

    21. Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, Le obligó con la zalamería de sus labios.

    22. Al punto se marchó tras ella, Como va el buey al degolladero, Y como el necio a las prisiones para ser castigado;

    23. Como el ave que se apresura a la red, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasa su corazón.

    24. Ahora pues, hijos, oídme, Y estad atentos a las razones de mi boca.

    25. No se aparte tu corazón a sus caminos; No yerres en sus veredas.

    26. Porque a muchos ha hecho caer heridos, Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.

    27. Camino al Seol es su casa, Que conduce a las cámaras de la muerte.